Espacios. Vol. 22 (1) 2.001


Investigacion y desarrollo en la industria farmaceutica. El caso argentino 2/4

Research and Development in the pharmaceutical industry: The Argentine case

Carlos M. Correa


II. El sistema de innovación en Argentina

Indicadores de I&D

Existen cerca de 2,000 instituciones públicas dedicadas a actividades científicas y tecnológicas en Argentina (Bisang, 1994) incluyendo centros y laboratorios municipales, provinciales y nacionales. A pesar de la existencia de una dependencia nacional encargada de la coordinación del “sistema de ciencia y tecnología” se hace efectivamente muy poco para planear actividades de I&D, definir prioridades, coordinar la ejecución de proyectos y evaluar sus resultados. Un papel más activo del Estado en este aspecto podría mejorar la performance del sistema y su contribución a actividades productivas.9

De acuerdo con datos de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SECYT, 1999), hay alrededor de 44.000 personas empleadas en actividades relacionadas con C&T. Esto incluye investigadores, becarios, técnicos y profesionales directamente involucrados en estas actividades tanto en entidades públicas como privadas. La mayor parte pertenece a organismos públicos, seguidos por las universidades, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), CONICET (Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica), INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) y CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica). El 80% del personal que realiza actividades de ciencia y técnica trabaja en instituciones públicas.

La Tabla 2 indica la distribución, por disciplinas, de proyectos de I&D financiados en forma pública.

Tabla 2
Proyectos de I&D por disciplinas

Disciplina 1993 1994
Ciencias Naturales 2,712 2,926
Ingeniería y Arquitectura 1,313 1,052
Ciencias Médicas 1,184 755
Agronomía y Veterinaria 644 1,537
Ciencias Sociales 1,144 1,565
Ciencias Humanas 488 587
Otras 813 1,272
Total 8,298 9,694
  • Fuente: Secretaría de C&T, Dirección de Extensión de la subsecretaría de Política y Planificación, 1995
  • Si los proyectos de “ciencias naturales”, “ciencias médicas” y “agronomía y veterinaria” se suman, resulta evidente que las “biociencias” constituyen, como en otros países latinoamericanos, el centro de las actividades de investigación en Argentina.

    La participación del sector privado en los gastos totales en I&D es bajo (29% del total), comparada con la participación de aquél en los países industrializados (OECD, 1992).

    Los gastos totales de I&D en Argentina representan sólo un 0,42 % del PBI. La mayor parte (el 76,9%) de I&D se destina a ciencia básica y aplicada, y sólo un 23,1% puede ser clasificado como destinado a “desarrollo experimental”10. La mayor parte de la I&D en Argentina se realiza desligada de las necesidades productivas y nunca llega al mercado. Si bien esta situación puede estar cambiando, el sistema argentino de I&D está fuertemente sesgado hacia actividades científicas cuando se lo compara con países altamente desarrollados.

    Parece claro, entonces, que las actividades de I&D realizadas en Argentinas están débilmente ligadas a la innovación11. Este vínculo entre I&D e innovación no es lineal. Muchas innovaciones están basadas en mejoras o adaptaciones de productos y procesos existentes, y otros cambios tecnológicos que no constituyen I&D, de acuerdo a cómo ésta es definida con propósitos estadísticos. De hecho, el sendero de desarrollo tecnológico en el proceso de industrialización de Argentina, como en otros países de América Latina se ha basado fundamentalmente en innovaciones “menores” que no son capturadas por las estadísticas de I&D (Katz, 1990, p. 61).

    A pesar de las limitaciones presupuestarias, entre otras, Argentina fue capaz de desarrollar desde 1950 buenas capacidades científicas en ciertas áreas. Dos premios Nobel concedidos a investigadores científicos argentinos en biociencias (un tercero fue obtenido por el argentino Dr. Milstein mientras trabajaba en el Reino Unido) indican el nivel alcanzado en ciertas disciplinas científicas12. La fortaleza de la ciencia Argentina se concentra en ciertos campos de la biología y la medicina.

    Inversión Extranjera Directa (IED)

    Durante los años ’50 el gobierno argen tino comenzó a buscar IED y tecnologías para cerrar la brecha tecnológica existente con los países industrializados y fomentar el crecimiento económico. Después de un período de políticas relativamente restrictivas con respecto a la IED, en especial durante los ’70, en los ’80 y ’90 los inversores extranjeros participaron activamente en varios sectores industriales tales como automóviles, alimentos, químicos (Chudnovsky et al, 1994; Kosacoff et al, 1994). La IED se intensificó a principios de los ’90. Durante los ’90 la IED creció en el sector manufacturero como así también en el sector primario y los servicios.

    La IED en el sector farmacéutico representó un 8% de I&D total durante 1990-93. Desde 1995 han sido anunciadas o ejecutadas en Argentina inversiones de firmas extranjeras por cerca de U$S 500 millones (la nueva ley de patentes fue aprobada en mayo de 1995). Esto incluye la adquisición de firmas locales por firmas extranjeras, como así también el establecimiento de plantas nuevas o la expansión de las existentes.

    Transferencia de Tecnología

    Es extremadamente difícil medir y evaluar la evolución de los flujos tecnológicos hacia Argentina, dado las variadas formas que ellos pueden asumir (principalmente licencias, IED, adquisición de bienes de capital), limitadas estadísticas disponibles y el cuidado que requiere su interpretación.

    El acceso a tecnologías extranjeras, incluyendo nuevos productos, ha sido una importante fuente de innovación para la industria farmacéutica doméstica. En diferente medida, las compañías locales han establecido convenios de licencias con una o más compañías extranjeras. El sector farmacéutico da cuenta de un elevado porcentaje (alrededor del 36%) del total de los pagos de regalías realizados por el sector industrial en 1999 (CILFA, 2000).

    Esto indica que la industria doméstica no creció en forma aislada de la industria internacional, a pesar de la fuerte competencia entre firmas domésticas y extranjeras en algunos de los principales segmentos terapéuticos.

    Propiedad Intelectual

    Las solicitudes de patentes mostraron en Argentina una clara tendencia decreciente durante los ’80: desde más de cuatro mil por año en 1980, las solicitudes cayeron a menos de tres mil por año en 1989.

    Esa tendencia se revirtió en la década del noventa. 1994 el número de solicitudes se incrementó a más de tres mil, pero permaneció todavía en un nivel inferior a 1980. En 1998 se aproximaban a siete mil. La gran mayoría de las patentes otorgadas pertenecen a empresas extranjeras (alrededor del 80 %). Así, en 1991, sólo el 21 % de las patentes fue otorgado a residentes en Argentina. Esto se explica ciertamente por la pequeña envergadura de I&D existente en Argentina, como así también por el fuerte sesgo hacia la investigación básica y aplicada. Alrededor del 30% de las solicitudes de patentes corresponden al rubro farmacéutico (Félix, 1999, p. 43).

    Hasta octubre del año 2000 sólo se otorgaban en Argentina en el campo farmacéutico patentes de procesos. Como consecuencia, las firmas locales pudieron en el pasado introducir productos que estaban protegidos por patentes en el extranjero, aún sin la autorización del propietario de la patente. Este es el punto clave en la controversia entre Argentina y los Estados Unidos con respecto a los derechos de propiedad intelectual.

    En promedio, fueron presentadas 48.775 solicitudes de marcas registradas anualmente entre 1980 y 1994. El sector farmacéutico, es un importante usuario del sistema de marcas registradas, dado el patrón predominante de competencia por marcas.

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