Víctor Alvarez R., Davgla Rodríguez A.
El revolucionario significado que ayer tuvieron para la humanidad el petróleo y la energía es semejante al que hoy tienen la información, el conocimiento y los medios teleinformáticos para difundirlos. Sobre esta base se acelera la transición de la producción en masa, con la aplicación intensiva de energía y materiales, hacia formas de producción mas flexibles y diferenciadas, caracterizadas por la correspondiente utilización intensiva de la información, el conocimiento y las telecomunicaciones, así como una explotación más racional de los recursos naturales y de la energía. La inversión en el desarrollo del capital humano, la ampliación y abaratamiento de los medios para comunicar, procesar y almacenar información, así como el desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas están en la base de un nuevo esquema de desarrollo mundial que ha dejado atrás, definitivamente, a los países que todavía apoyan la estrategia de crecimiento en la explotación de recursos naturales.
Estos avances aceleran los procesos de globalización de la economía al coordinar e integrar diversas actividades asociadas a la producción de bienes y servicios -tales como el diseño, los proveedores, la fabricación, los servicios financieros, comercialización, transporte, e incluso los servicios técnicos y administrativos-, en redes de información o redes globales de innovación. En los hechos, se trata de redes de teleinformación que permiten el dominio inteligente de la información y el conocimiento con el consiguiente impacto en la racionalización y eficacia en el uso de energía, materias primas, capitales y trabajo. Este alerta no puede ser más pertinente para Venezuela, pues es bien conocida su condición de país petrolero. Para sólo citar un ejemplo del impacto que tienen las nuevas tecnologías de la información en la racionalización y mayor eficiencia en el consumo de combustible y energía, vale la pena señalar aquí que en los sistemas de transporte -justamente uno de los principales consumidores de energía- están produciéndose radicales avances organizativos. Y estos adelantos impactar negativamente el mercado internacional de hidrocarburos. Las nuevas tecnologías de la información posibilitan cambios estructurales y funcionales en las redes de transporte y en la configuración espacial de la producción y el comercio. El incremento en la flexibilidad de los procesos de producción, distribución y gestión facilitan la descentralización de funciones para dar así paso a la conformación de cadenas productivas internacionales, fenómeno que se traduce en un extraordinario ahorro de energía y en la erosión de la posición de fuerza que durante mucho tiempo disfrutaron los países exportadores de petróleo.
El impacto que tienen las nuevas tecnologías de la información en la racionalización y mayor eficiencia en el consumo de combustible y energía se puede apreciar en los sistemas de transporte. En este sector que es uno de uno de los principales consumidores de energía- están produciéndose radicales avances organizativos. Y estos adelantos impactan negativamente el mercado internacional de hidrocarburos. Las nuevas tecnologías de la información posibilitan cambios estructurales y funcionales en las redes de transporte y en la configuración espacial de la producción y el comercio. El incremento en la flexibilidad de los procesos de producción, distribución y gestión facilitan la descentralización de funciones para dar así paso a la conformación de cadenas productivas internacionales, fenómeno que se traduce en un extraordinario ahorro de energía y en la erosión de la posición de fuerza que durante mucho tiempo disfrutaron los países exportadores de petróleo.
La difusión de las nuevas tecnologías de la información y las tele-comunicaciones que están en pleno proceso de desarrollo crean condiciones sin precedentes para el funcionamiento de la Sociedad en Red. En este contexto, la producción de bienes y servicios se transforman cada vez más en industrias de sofisticadas tecnologías .
En el campo de los servicios financieros, el uso de efectivo y cheques ha sido desplazado gradualmente por la tarjeta de crédito. Y se trata de un servicio global que hace innecesario viajar con efectivo o travel check. La información contenida en la banda magnética de la tarjeta de crédito permite saber si el tenedor de la misma está solvente, cual es su límite de crédito, de que país proviene y hasta la dirección a la cual le remitirán su estado de cuenta. No olvidemos que hasta hace poco, si uno tenía una cuenta de ahorros no podía hacer una transferencia por teléfono a la cuenta corriente para poder pagar con cheque en algún comercio. Mucho menos movilizar una u otra cuenta para hacer inversiones o para pagar la tarjeta de crédito. Hoy en día esto es absolutamente normal y cotidiano. Se hace por teléfono. No hay que ir al banco y hacer largas colas. Y esto es crucial. Cuando el sistema financiero abonan intereses sobre saldos diarios, no conviene dejar el dinero en cuentas que no pagan. Pero no se puede estar yendo al banco a cada rato para hacer estos movimientos. Ahora esto puede hacerse desde la oficina o desde la casa gracias a los sistemas de información.
Vale decir, entonces, que las empresas y organizaciones que se apoyen en el empleo de computadores conectadas a través de una adecuada infraestructura de telecomunicaciones a las autopistas de la información, podrán codificar y decodificar información, recibir o enviar la misma a cualquier lugar del mundo y, sobre esta base, tomar decisiones inteligentes, con mucha más rapidez y certeza que sus competidores.
En las ventas al detal, los más prósperos serán los que adopten las tecnologías de la información. De hecho, cada vez es menos la gente que va a hacer compras a supermercados que no han instalado el sistema de códigos de barra. Estos establecimientos, en lugar de asegurar una rápida lectura de los precios al pasar el scanner por el código de barra de cada producto, condenan al consumidor a una cola que se hará más larga e interminable en dependencia de la habilidad y experticia de la cajera para marcar los precios de cada producto sin equivocarse. En consecuencia, se quedarán sin clientes ante los competidores que ofrecen al consumidor la comodidad que brinda el uso de estas tecnologías de la información.
Lo mismo pasa con los fabricantes. Serán más competitivos los que instalen sistemas de control de existencias que les permita saber que es lo que más se está vendiendo para producirlo inmediatamente. Sólo así evitarán seguir fabricando aquellos productos que no tienen salida en el mercado.
Las tecnologías de la información aplicadas por Benetton, permiten realizar un estricto control de inventario. Sólo fabrican los colores y tallas que efectivamente se están vendiendo, en lugar de insistir con aquellos productos que se han quedado en los anaqueles de las tiendas. Para evitar que esto ocurra, las franquicias que atienden al consumidor, están conectadas a través de redes electrónicas con los proveedores y fabricantes. Así evitan la producción de lo que nadie está comprando y, más bien reponen, prácticamente en el acto, los productos que si se están vendiendo.
El control de los inventarios y la producción justo a tiempo son apenas dos de esas tecnologías de gestión que están haciendo la diferencia entre ganadores y perdedores. Así las cosas, hasta la venta minorista se convierte en un asunto de alta tecnología.
Lo mismo pasa en el negocio de las líneas aéreas y agencias de viajes. En este sector, los establecimientos más competitivos, que más clientes atraen y conservan, son precisamente los que han implantado el sistema de reservaciones por computador. A través de estos sistemas, las aerolíneas examinan como se comporta la demanda en las diferentes rutas y destinos, investigan el perfil de los viajeros, sin son ejecutivos de negocios, turistas, hombres o mujeres, niños, adultos o gente de la tercera edad. Haciendo un uso inteligente de esta información, despliegan estrategias para que los aviones despeguen siempre llenos. Cobran altas tarifas a la gente de negocios que obligatoriamente tiene que viajar un día para regresar al otro, cobran menos a los turistas que sólo viajan una o dos veces al año si el precio es atractivo, y conceden descuentos especiales a la gente de la tercera edad para animarlos a viajar. Y, por si fuera poco, muchas de estas agencias ofrecen la facilidad de escoger el día del vuelo, la fila y el asiento en el avión desde su propio computador, en lugar de obligar al cliente a tener que desplazarse hasta el aeropuerto o la agencia de viajes.
Las grandes industrias, de cuya demanda depende la suerte de millares de pequeñas y medianas empresas, exigen a sus proveedores que estén equipados para el intercambio electrónico de información. Así por ejemplo, las pequeñas y medianas empresas que proveen de partes y piezas a las grandes empresas de la industria automotriz, han excluido de sus listas de ensambladoras y proveedores a los países y empresas que no cuenten con capacidad para interconectarse e intercambiar con la menor cantidad de papeleo y costos los programas de envío, los requerimientos de inventarios, las salidas y entradas al almacén y toda aquella información de la cual dependen los ahorros de costos y la competitividad del negocio.
No olvidemos que la aceleración de los negocios que se deriva de la difusión de las redes electrónicas impone mayores exigencias en las entregas oportunas de los insumos y componentes. A través de estas redes de información es posible racionalizar las operaciones, aumentar su eficiencia, reducir costos, aumentar las ganancias, o reducir los precios para ganar mercados, tal como ocurre en el mercado de computadores y teléfonos celulares donde se aprecia como bajan los precios.
En definitiva, las redes de información hacen posible un menor número de envíos masivos, evitan el exceso de inventarios, tiempos de almacenaje breves, rotación más rápida de los inventarios, gracias a una información precisa de lo que se tiene almacenado. La evolución hacia la producción flexible, con lotes de entrega más pequeños, también ha hecho posible el desarrollo de otros servicios de transporte y almacenaje a pequeña escala, abriendo oportunidades para el desarrollo de pequeñas y medianas empresas que hacen un uso intensivo de la información. En lugar de producir grandes series, en lugar de grandes despachos, se producen pequeñas series y se transportan pequeños lotes de mercancías. Y, como se sabe, hay industrias en las que la escala de suministros y la oportunidad con la que llegan los mismos son cruciales para la supervivencia.
En la industria de la confección se compite en modas, en diferenciación. La gente no quiere vestirse con la misma ropa que los demás. Quiere otros colores, otros diseños. Por lo demás, la moda cambia con rapidez. Esa industria necesita entonces un variado suministro de telas, pero cada uno en pequeñas cantidades, a menos que se trate de una empresa que fabrique uniformes.
Lo mismo ocurre en la esfera de la circulación y la distribución de bienes y servicios. Los fabricantes y mayoristas, al conectar directamente sus computadores con las de sus clientes y consumidores, se libran de la densa cadena de intermediarios que encarecen los costos, lo cual permite una relación más directa y oportuna con los distribuidores que tienen el contacto directo con el consumidor, desplazando así a aquellas empresas que no hacen uso de las tecnologías de la información. Y esta es una oportunidad que también está al alcance de hospitales y escuelas que pueden conectarse directamente con los grandes fabricantes y centros de distribución, eliminando así la cadena de intermediarios que encarecen el producto y menguan sus escasos presupuestos.
Las referencias anteriores son útiles para evidenciar que vivimos en un mundo interconectado en el que los ciudadanos, las instituciones y las empresas se articulan a través de las nuevas redes de comunicación para intercambiar, comprar o vender información. Este fenómeno tiende a transformar radicalmente la geografía global y la forma tradicional como se estructuraron las sociedades y países.
El espacio real se construye y practica a través de la experiencia y la vida cotidiana de los ciudadanos. Se trata de un espacio muy bien localizado. Con nombre de país, de pueblo y de ciudad. Con una dirección específica que tiene calle y un sitio muy concreto al que se quiere llegar y que sustenta la identidad de cada quien, bien sea como asistentes a un club social, a un templo, a la sede de un partido político, a los juegos de su equipo deportivo, o como miembros de una misma vecindad.
El espacio virtual es otra cosa. Se construye y práctica a través de relaciones impersonales. No tiene tiempo ni espacio definidos. Es global. No tiene ni principio ni final. No tiene bandera, ni himno, ni escudo. No tiene puertos y aeropuertos. Ni oficinas de inmigración. No hay que presentar el pasaporte para entrar o salir. Se trata de una forma muy diferente de entender el globo y sus naciones, la ciudad y su territorio, la sociedad y sus direcciones.
En la comprensión del tránsito del espacio real al espacio virtual esta la clave para comprender porqué podemos hablar de la emergencia de la Sociedad en Red. Esta no tiene malecón, ni cota mil. No tiene circunvalación ni avenida perimetral. Pero si tiene login y tiene arroba (@). Tiene autopistas virtuales con millares de página web por todos lados a las que acuden millares y millares de internautas diariamente. Autopistas virtuales, sin asfalto ni alumbrado, sin alcabalas ni módulos de auxilio vial, sin accidentes de tránsito, por las que sólo circulan mayoristas y minoristas de la información. En la que se encuentran bodegas, kioscos, supermercados y tiendas por departamentos que venden información y más información.
El avance en las telecomunicaciones en esta era en la que la información llega envuelta en sonidos, textos o imágenes a cualquier lugar del mundo y en apenas unos segundos, está definitivamente revolucionando dos importantes dimensiones de la existencia humana: el tiempo y el espacio. El avance de la Sociedad en red repercute sobre la noción tradicional de las distancias y del tiempo. Se inicia un proceso general de transformación del espacio que se está dando en todas las sociedades en la medida que estas se vertebran cada vez más en un sistema global 2.
A diferencia del espacio físico tradicional en el que tenían lugar las conversaciones, foros, conferencias, transacciones comerciales, eventos culturales, etcétera, emerge un nuevo espacio virtual caracterizado por el intercambio multidireccional de información. El avance de las telecomunicaciones hace posible este nuevo espacio virtual en el que a través de sonido, textos, e imágenes se intercambia, compra o vende una amplia gama de información y contenidos que van desde conocimientos científicos y técnicos, flujos de capitales, diseños de modas, música, obras literarias, software, etcétera.
Para muchos eventos, para muchas comunicaciones y encuentros, la distancia ya no es problema, como tampoco lo es el tiempo. Con unos lentes y guantes de realidad virtual puedo montarme en un bote y navegar por las islas griegas, tocar seguidamente a Mickey Mouse en Disneylandia, y en el acto estar en las pirámides de Egipto, para luego sentir el esplendor de las Cataratas del Niágara. Y después, ordenar el mercado del mes desde mi propia computadora, el cual tendré en la puerta de mi casa después de unos minutos.
Definitivamente, las opciones que ofrece el desarrollo y difusión de las nuevas tecnologías de la información anuncia un horizonte nunca antes visto para la comunicación creativa, convocándonos a explorar campos desconocidos, desde lo más íntimo de nuestro ser hasta lo más grande del universo.
2 Para una interesante y exhaustiva exposición del impacto que tiene el avance de la sociedad en red sobre la noción tradicional de las distancias y del tiempo véase de Manuel Castell: La ciudad informacional.