Alfredo Cilento Sarli
Ya no es el petróleo, sino el trabajo de los venezolanos el que subsidia a las universidades. Las exportaciones de crudo apenas podrán sustentar la transición hacia un nuevo modelo económico. Y eso si los venezolanos actuamos con inteligencia.
El reaccionario cliché, que se repite supinamente, acerca de una tal privatización de la Universidad o la oposición a la tildada universidad productivista, esconde una visión atrasada acerca de los procesos de generación y transmisión de conocimientos; y, en el mejor de los casos, la misma visión populista que hace que la universidad distribuya sus valiosos productos gratuitamente a todos por igual, porque el Estado está supuestamente obligado a cubrir totalmente el costo de los factores que hacen posible tal producción de conocimientos, bienes y servicios, independientemente de la grave regresión que ello implica.
En verdad, el Estado agotó en yodas partes, y no sólo en Venezuela, su capacidad para sostener por la vía presupuestaria, la totalidad del gasto, no sólo de las universidades, sino de todas las empresas públicas que gastan sin límites debido a las concesiones homolocráticas y al derroche generalizado de recursos. Por ello ya no se puede seguir enarbolando, como única bandera para estructurar el gasto universitario, la lucha por un presupuestos justo, a fin de evitar el colapso económico y la masiva fuga de docentes e investigadores que continuará acelerándose.
De lo anterior mi convicción de que el camino de la creación de un sistema de empresas universitarias de derecho privado, no sólo es válido, sino altamente necesario en la época del cambio de poder.
Las empresas universitarias, independientes de la estructura arcaica que organiza y administra a las universidades públicas (la mayoría de las privadas sin investigación, no son verdaderas universidades), pudieran ser un factor tan legítimo y seguramente tan importante socialmente, como la pequeña industria, las empresas comunales y familiares y las actividades informales productivas de personas y grupos. Las empresas universitarias son organizaciones basadas en el conocimiento interdisciplinario y a las fuentes de renovación, actualización y generación de nuevos conocimientos; así como un medio para emplear y promover la formación de pequeños y medianos empresarios entre sus propios egresados.
Se trata de una de las pocas opciones factibles que permitiría transformar conocimientos en bienes y servicios transferibles a la sociedad, a través de los circuitos económicos del mercado. Estamos proponiendo la promoción audaz en magnitud y diversificación- de un sistema de empresas en los múltiples campos de conocimiento que manejan las universidades:
Tecnologías educativas; biotecnología médica, odontológica, farmacéutica; tecnologías de las ingenierías y de las ciencias de los materiales; de la electrónica y la informática, del diseño industrial y la construcción; de la arquitectura y el urbanismo; de las ciencias básicas; de la producción editorial y audiovisual; la consultoría técnica en general; la geografía y el medio ambiente, etc...
Las empresas pueden ser de base tecnológica, de servicios, de difusión de tecnologías, de innovación (empresas jóvenes) o productoras de tecnología, mixtas, consorcios, etc...
El perfil de una empresa universitaria podría describirse de una manera simplificada como aquella que observa los siguientes requisitos: (1) promotores altamente capacitados y dispuestos a asumir riesgos y trabajar en grupos; (2) estar basadas en alta experticia y tecnologías sofisticadas o actualizadas; (3) ubicada en un nicho tecnológico desarrollado, que no compita en forma abierta con empresas existentes de mayor capacidad y poder; (4) productos y servicios que respondan claramente a requerimientos del mercado; (5) producción por encargo de pequeña escala y series de productos en las cuales la escala de la producción no afecten la eficiencia y productividad. (Jaffé W., 1986, con modificaciones).
Freeman (1991), sostiene que el aprendizaje de una nueva tecnología es un elemento clave para la vigencia, y adaptación a los cambios de la demanda; y señala un conjunto de fuentes para el aprendizaje tecnológico en las empresas, de las cuales las cinco primeras las considera excepcionales:
Al releer este conjunto de vías de aprendizaje nos percataremos, sin lugar a dudas, que son canales propios (endógenos y no exógenos) en empresas universitarias de tecnología.
Los beneficios de un sistema de empresas universitarias, cuya expansión dependerá de la capacidad instalada en cada universidad, no son solamente las utilidades que generen las empresas, como pudiera desprevenidamente pensarse, sino la utilización, como insumo básico, del conocimiento existente, activo intangible de alto valor, así como la capacidad no utilizada de sus valiosos recursos humanos, laboratorios e instalaciones, cuyos costos deben revertir a la Universidad, como costos reembolsables, al igual que la participación en el superávit de las empresas.
El sistema de empresas deberá contar con una infraestructura y equipamiento, especialmente en el área de las TCI, de alta calidad y suficiencia.
Puede ser indistintamente un parque tecnológico, tecno-edificios o un complejo de pequeñas edificaciones o módulos inteligentes.
Si la Universidad adolece de fallas en su estructura y procesos administrativos, el sistema de empresas debe desarrollarse a través de una gerencia altamente eficiente, transparente e interrelacionada. Podría adoptarse, con las obvias diferencias, el modelo de la estructura tipo grupo keiretsu, que en el Japón permitió un pleno aprovechamiento de las ventajas de escala, o economías de escala, en las tecnologías, la gerencia corporativa y el acceso al capital y los mercados.
Un elemento clave para el buen funcionamiento y control de las empresas es el establecimiento de un manual único de contabilidad que establezca un código de cuentas aplicable a todas las empresas universitarias y que permita unificar la forma de presentación y publicación de los estados financieros. El objetivo de disponer de estados financieros mediante la aplicación de reglas de agrupación, es facilitar su lectura, interpretación y comparación, además de permitir la especialización del personal de contabilidad y agilizar las funciones de auditoria y certificación de balances y de superintendencia universitaria de las empresas.
La verdadera y efectiva vinculación entre la Universidad y el sector productivo se producirá a través de las empresas universitarias, las cuales además de intervenir en los procesos productivos y de consultoría, son un vehículo adecuado para la negociación rentable de licencias y patentes en ambos sentidos, así como para lograr una mejor inserción de sus egresados en el aparato productivo.
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