Alfredo Cilento Sarli *
RESUMEN
La generación de conocimientos y la difusión de las técnicas es un objetivo específico de las universidades e institutos politécnicos. No obstante, nuestras universidades no están, actualmente, en capacidad de responder oportuna y eficazmente a las demandas del nuevo paradigma tecno-económico. Una de las vías para superar estas limitaciones es la creación de un sistema de empresas universitarias, verdadero y efectivo medio de vinculación entre la universidad y el sector productivo. |
ABSTRACT
The generation of knowledges and the difussión of these techniques is an specific objetive of the Universities and Technical Institutes. Nevertheless, nowdays our Universities are not able to give an opportune and effective response to this new concept. One of the ways to get over these limitations in the creation of a system that involves Universitary companies as a truly and effective way of entail between the University and the productive sector. |
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En muchas formas, la tecnología, que es intermediaria entre el conocimiento científico y la actividad económica, se desarrolla fuera de las instituciones y necesidades locales; y su transferencia, económicamente exitosa, implica algo más que un proceso de enseñanza.
Un requerimiento claro para el conocimiento económico es la habilidad para adaptar tecnologías productivas a las necesidades locales. Cualquiera que sea el origen de una tecnología, la gente y las instituciones que la utilicen deben estar capacitadas para entenderla, experimentar con ella y evaluar las repercusiones económicas de su uso. Estas afirmaciones de Nathan Rosenberg (Rosenberg y Birdzell, 1990), son adecuadas para intentar clarificar el papel de las universidades en cuanto a transferencia, adaptación, creación y diseminación de tecnologías.
La tecnología, valor del hombre y la sociedad, es el instrumento para que el conocimiento científico, valor universal, sea útil para el desarrollo socio-económico y el logro de una mayor y más equitativa calidad de vida de la propia sociedad. Pero, como ha sido señalado, las innovaciones tecnológicas se producen dondequiera que se hayan creado las condiciones necesarias y suficientes para que el conocimiento y métodos de la ciencia puedan ser transmitidos y usados. En los últimos cien años, laboratorios y centros de investigación, en universidades y empresas industriales, han sido capaces de amplificar las estructuras teóricas de la ciencia, haciendo que su avance se haya vuelto inseparable del de la tecnología industrial y de las economías occidentales y del Japón.
El factor fundamental que ha garantizado la diseminación y expansión del conocimiento científico occidental y la aceptación de una meta común para la explicación de los fenómenos naturales, fue la adopción de un patrón único de homologación de la verdad científica, basado en la observación, el razonamiento, la experimentación y la replicabilidad, entendida esta última como la necesidad de que los experimentos que respaldan un descubrimiento sean reproducibles.
Este patrón común capacitó a los científicos para hacer uso de los hallazgos de otros laboratorios, incluso de aquellos de otras disciplinas. También permitió que artesanos, comerciantes, manufactureros y el resto de la población trabajadora, aplicaran los descubrimientos científicos a su labor cotidiana. (Rosenberg y Birdzell, 1990).
Pero, la utilización de una tecnología ya sea de origen local, nacional o transnacional implica lo ya señalado: conocimiento de las técnicas, experimentación de los procesos y evaluación de sus impactos: económicos, sociales, ambientales...
El conocimiento y difusión de las técnicas es un objetivos específico de universidades e institutos politécnicos, máxime en una época en la cual las industrias basadas en activos intangibles, intensivos en conocimiento, compiten abiertamente con los ahora viejos establecimientos industriales dependientes de grandes inversiones en capital fijo.
La experimentación de los procesos que envuelven técnicas o innovaciones importantes, está vinculada también, estrechamente, a las actividades de investigación y desarrollo que se realizan en distintos tipos y categorías de instituciones de educación superior y, por supuesto, en los centros de investigación tecnológica e industrial vinculados al sector productivo, o subvencionados por el Estado.
La evaluación de los impactos y repercusiones de la aplicación de tecnologías existentes y nuevas tecnologías, ya sea sobre el hombre y la sociedad, o sobre el ambiente o la atmósfera en particular, es una tarea que tampoco puede eludir la universidad y que de alguna manera refleja su característica ecuménica.
La ideología de la privatización, entendida como una reducción drástica de la participación del Estado en la actividad económica, así como la generalización de la desregulación de las economías, transfiere casi totalmente, a las universidades e institutos de investigación y desarrollo, una responsabilidad que toca el campo de la ética, en relación al control de los efectos de las actividades productivas de las empresas privadas y públicas sobre el hombre y el medio ambiente. Esta es una responsabilidad de árbitro, de auditoria previa de efectos futuros, donde el conocimiento interdisciplinario y de las demandas futuras son los factores claves.