Editorial

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na característica de estos tiempos globalizados es la permanente introducción de nuevos productos al mercado. Las empresas innovadoras dependen, cada vez más, de los esfuerzos que hagan en esa dirección, los cuales esperan ver recompensados por el incremento de sus ventas y beneficios. Pero, como sabemos, el riesgo es muy alto, pues generalmente más de la mitad de los recursos destinados al desarrollo de nuevos productos se pierde, una pequeña fracción de los proyectos llega a término y, en el mejor de los casos, sólo unos pocos lanzamientos llegan a ser comercialmente exitosos.

Muchos estudios se han realizado en el mundo para determinar aquellos factores determinantes del éxito comercial de un nuevo producto. En general, los autores sostienen que no es suficiente con llevar adelante, en las empresas, un proceso formal de creación y desarrollo de nuevos productos. Hace falta una estrategia clara y compartida, personal calificado y un importante presupuesto que garantice los recursos necesarios para afrontar con éxito los gastos de I+D.

No obstante, también señalan que se requiere de la contribución de otros actores y factores, mas allá de la propia empresa innovadora, para coronar dicho proceso. Por una parte, se necesita disponer de un clima socio-económico, cultural, político y de infraestructura física apropiado, mucho de lo cual, se construye y promueva a través de la acción del Estado, y por la otra, del espíritu de cooperación y complementación entre empresas y otras estructuras que interactuan en el proceso innovador, vinculación ésta que también puede promover y facilitar la acción del Estado.

Aunque Competencia y Cooperación son vocablos con significados contrapuestos, en el ámbito de los procesos de innovación resultan ser complementarios. Los cuatro trabajos que se incluyen en este número abordan, desde distintas perspectivas, estos aspectos determinantes para el desarrollo de nuevos productos e innovaciones. Esperamos que sean de su interés.

El Comité Editor