Alexis Mercado Suárez
Pasamos ahora a discutir algunos aspectos referentes a la metodología. Necesario insistir que la misma constituye una exploración en la tentativa de lograr una caracterización adecuada de los procesos innovativos en un nivel sectorial.
Nuestro universo de estudio se resumía, originalmente,a las 49 empresas afiliadas a la Asociación Brasilera de las Industrias de Química Fina (ABIFINA) (11). En función de esta cifra, se decidió que la recolección de información se realizara a través de entrevistas, teniendo como guía un cuestionario especialmente adaptado para evaluar las particularidades de estos sectores (12). Finalmente, se logró obtener información amplia sobre un total de 33 empresas nacionales y 2 extranjeras (13).
Veintiocho de las empresas pertenecen a los sectores de especialidades y cinco a los sectores productores de intermediarios. Este grupo de empresas tiene un peso económico substancial dentro de las empresas nacionales (Tabla 2); necesario destacar que las cuatro firmas de capital nacional más importantes, actuantes en los sectores de especialidades, y una de las tres más importantes de los sectores intermedios, están incluidas en este estudio (Mercado, 1992).
Así, el grupo de empresas estudiadas, a pesar de ser una fracción minoritaria del universo total de las empresas nacionales actuantes en química fina (se estima un universo total aproximado de 250 empresas, ABIFINA, 1992), responden por algo más de la mitad de las ventas totales de la parte nacional.
Estos resultados hablan de la gran representatividad de la muestra en el espectro de las empresas nacionales. No se puede decir lo mismo en relación al universo total de la IQF brasilera (considerando aquí a las empresas multinacionales) Tal como se puede apreciar en la tabla 3, las ventas de las empresas de la muestra constituían sólo un poco más de la décima parte de las ventas totales de esta industria.
A pesar de su relativamente pequeña participación en la estructura total del mercado, es interesante destacar que unas pocas empresas de la muestra, específicamente en los sectores de especialidades, disputan fajas de mercado importantes con algunas de las filiales de las multinacionales, aspecto que fue particularmente constatado en los ramos de colorantes y aditivos (14).
En primer lugar, presentamos una breve descripción de los principales indicadores económicos de la muestra, la idea es realizar una caracterización básica de este fragmento del complejo industrial.
Como puede observarse, las áreas de especialidades químicas tienen un gran peso en la muestra (28 de las 33 empresas). Dentro de éstas el sector farmoquímico presenta la mayor frecuencia (33,3%) (Tabla 4). Esta composición particular es tomada en cuenta para el análisis de las actividades relacionadas con la innovación tecnológica.
En relación a la variable empleo, se determinó la existencia de una amplia distribución en lo referente al tamaño de las empresas (Tabla 5). Tenemos, así, que trece de las treinta y tres empresas (39%) tienen menos de 100 empleados. Como se puede apreciar, son unidades muy pequeñas, la mayoría de reciente fundación. Dentro de este grupo, se consiguió que algunas de las firmas presentaban algunas de las características de las empresas de base tecnológica típicas de la química fina (fundadas por investigadores o técnicos provenientes de otras organizaciones, porcentaje alto de personal de alto nivel, estrecha vinculación con la universidad) (Roberts, 1992).
Al analizar la variable ventas, se esperaba conseguir una distribución diferente a la observda en la composición del empleo, esto en función de la gran diferencia existente entre los valores unitarios de los productos (Tabla 6).
Se encontró que el grueso de las empresas se concentraba en un segmento intermedio con una facturación entre 10 y 50 millones de dólares. Sólo 5 empresas, 15% de la muestra estaban por encima de esta cifra. Esto podría sugerirnos que el mercado que comparten las empresas nacionales de química Fina no presenta un carácter altamente concentrado.
La variable edad de las empresas es considerada un condicionante indirecto de la capacidad tecnológica. Esto porque, por sí sola, no determina la adquisición de habilidades técnicas. Ahora bien, se ha constatado que en empresas donde existe una disposición positiva para la innovación, la capacitación se torna una función del tiempo (Tabla 7).
Casi las dos terceras partes de las empresas no tienen más de 20 años fundadas, lo que confirma que la estructuración de los sectores de química fina, es, relativamente, reciente.
Un hecho que llama la atención es que la mayoría de las empresas fundadas antes de 1970 pertenecen a las ramas de auxiliares y aditivos. Estas surgieron para suplir la demanda de los fabricantes de productos finales que comenzaron a instalarse a partir de la década de los cincuenta. La totalidad de las empresas del área farmoquímica surgieron después de 1971. Justamente después de la aprobación de la ley que no reconocía propiedad industrial en esa área.
Una vez realizada esta caracterización general de la muestra, se presentan los resultados obtenidos en la evaluación tecnológica de las empresas. Esto nos permitirá identificar cuáles son las tendencias más generales de la dinámica tecnológica del sector.
Estos fueron divididos en técnicos y no técnicos. Los primeros intentan explorar las dificultades más directamente ligadas a la producción. Los segundos se orientan a evaluar aspectos relativos a la infraestructura de servicios básicos y, especialmente, problemas relativos a las políticas (Tablas 8 y 9).
La evaluación de los mismos, en particular de la percepción que tienen los empresarios de ellos constituye materia de especial interés en el estudio. Conocer los obstáculos, tanto internos como externos, debería ser un elemento importante a ser considerado en la formulación de políticas industriales.
El problema de la falta de personal calificado es, según la visión de los empresarios y dentro de los problemas técnicos, el principal obstáculo para el desarrollo de las firmas, 14 empresas, 42% afirman afrontarlo.
En segundo lugar aparecen, con igual porcentaje, la dificultad en la obtención de insumos, las características reducidas del mercado, y problemas para alcanzar una mayor productividad.
El problema de obtención de insumos fue reclamado, particularmente, por las empresas farmoquímicas. Aquí, parte del problema radica en que los intermediarios de síntesis son, en su mayoría importados. Siendo que la comercialización de los mismos es controlada, fuertemente, por un grupo concentrado de multinacionales.
El hecho de que la dimensión del mercado, reducido, aparezca como un obstáculo al desarrollo de las firmas demuestra que buena cantidad de las firmas se estructuraron pensando más en el mercado interno. Muchas de ellas se apoyaron en la continua expansión de la demanda que éte experimentó desde mediados de los cincuenta hasta principios de la década anterior.
Que los problemas de productividad aparezcan con alta frecuencia indica que las empresas están comenzando a percibirlos como obstáculos para su desarrollo. Se constató en buen número de casos que estos eran críticos, y si las firmas hasta ahora habían podido mantenerse en el mercado, se debía al hecho de desempeñarse en una estructura económica protegida. Son las pequeñas empresas, particularmente las actuantes en el sector farmoquímico, las que los confrontan en mayor grado.
Parte del problema radica en que estas empresas se preocuparon en desarrollar procesos para la producción de productos conocidos y de una relativamente alta complejidad estructural. En buena medida, los esfuerzos se orientaron a lograr la producción de los mismos a nivel industrial sin darle mayor importancia a lo referente a la estructura de costos.
Llama la atención que otros problemas técnicos no parezcan ser motivo de mucha preocupación por parte de los empresarios. Así, los problemas de diversificación de la producción, mantenimiento y asignación de costos a las diferentes etapas del proceso no parecen constituir problemas técnicos graves a nivel del sector.
Los problemas no técnicos, específicamente los de servicios, no son percibidos como obstáculos serios para el desarrollo de las empresas. Estos en líneas generales parecen ser eficientes, lo suficiente, como para no constituirse en tales. El servicio telefónico, no obstante, aparece con una frecuencia elevada. Los otros dos servicios básicos (agua y electricidad) parecen no representar muchos problemas.
Pasando a analizar los problemas de política se consigue un hecho interesante. Estos son percibidos por los empresarios como los obstáculos más serios al desarrollo de las firmas. Estos presentan una ponderación mucho mayor que los problemas de carácter tecnológico (Tabla 9).
Esto coloca en discusión dos aspectos importantes: El primero se refiere al contexto macroeconómico,con énfasis particular en las incoherencias de las políticas industriales y los problemas derivados de la crisis; factores éstos que inviabilizan cualquier tipo de programación en el largo plazo y que afectan fuertemente las posibilidades de nuevas inversiones, expansión de la producción y la instalación de nuevas empresas.
En segundo lugar, apuntamos una visión particular de un buen número de empresarios en la cual la tecnología no es vista, aún, como una herramienta básica para alcanzar una mayor productividad y competitividad. Para muchos de ellos, acostumbrados a actuar en estructuras de mercado protegidas y subsidiadas, sus preocupaciones giraban, casi exclusivamente, en las negociaciones con el Estado.
Así, la reducción diferenciada de las tasas arancelarias aparece como el problema que más afectaba a las empresas (61%). Esto tiene mucho que ver con el hecho de que, según los empresarios, la reducción no había sido llevada en forma progresiva y coherente.
El argumento básico era que esta disminución estaba castigando a los sectores productores de especialidades, en particular a las pequeñas empresas nacionales. Así se apuntaba que, en muchos casos, las especialidades productivas por las empresas locales habían experimentado una disminución en sus aranceles a niveles del 10%, mientras que los insumos para producirlos (intermediarios de síntesis) mantenían sus tasas en niveles de hasta un 40%.
Esto estaría impidiendo que las empresas nacionales, ya con serios problemas de productividad y difícil acceso a materias primas, pudieran tener alguna oportunidad de competir con los productos importados. Necesario señalar que, en esta situación, las empresas filiales de las multinacionales no se veían muy afectadas. Estas dejaban de traer el intermediario, paraban la producción local y se dedicaban a importar las especialidades desde sus matrices (15).
La política de precios aparecía como un factor limitante al desarrollo de las firmas. Siendo el sector farmoquímico el que más reclamó de esta situación. No obstante, hacemos la observación de que la información se recogió justo antes de la liberación de los precios de estos productos.
Es interesante destacar que un ítem presentado como otros problemas presentó una frecuencia bastante alta (45%). Esta pregunta era de carácter abierto para que se indicara cuál era el tipo de problema. Aquí las respuestas fueron múltiples, haciendo referencia especial a la situación de inestabilidad económica, las altas tasas de interés y la falta de reglas de juego claras.