Walter Jaffé (Beta Consultores)
La potencial importancia de la biotecnología, como tecnología central de un futuro paradigma tecnoeconómica global, así como las posibilidades a plazo más corto que ofrece, hacen imperativo la estructuración de una política nacional de desarrollo industrial, a la cual estaría en sana lógica subordinada la política de investigación en este campo. Esta política pudiera centrarse, en tres elementos claves, a saber:
Concentración de Esfuerzos: Un desarrollo industrial en este campo sólo puede lograrse mediante la concertación y concentración de esfuerzos para garantizar durante largos plazos los niveles de inversión en investigación requeridos. Así deberá seleccionarse algunos productos o procesos que por su carácter estratégico (antibióticos, amino ácidos) o por las ventajas comparativas, y oportunidades de mercado, experticia en investigación acumulada, etc., resulten de interés. Un área de concentración obvia es la biotecnología alrededor de la industria petrolera así como el control de algunas enfermedades tropicales en las cuales el país se ha destacado internacionalmente en el área de investigación.
Transferencia de Tecnología: La forma más rápida de lograr una experticia nacional en algunos aspectos claves de las tecnologías es a través de la transferencia de la misma para lo cual el Estado puede inducir a alguna empresa multinacional que opera en el país, a desarrollar facilidades de producción avanzadas localmente.
Sustitución Selectiva de Importaciones: La producción de algunos productos de relativa baja complejidad puede ser encarada localmente, tales como enzimas proteolíticas y aminolíticas, mercado que pudiera ser cubierto preferentemente por empresas nacionales.
Producción con miras a la exportación: Toda producción biotecnológica nacional debe ser competitiva a nivel internacional en cuanto a costos y para garantizar su dinamismo y perfeccionamiento a mediano y largo plazo.
Reorganizar la producción estadal: Deben buscarse alternativas a la producción de productos en esta área por parte del Estado para garantizar una organización más eficiente y dinámica.
Esta política se implementaría a través de una estrategia que tendría a su disposición los instrumentos generalmente utilizados para el desarrollo económico e industrial, tales como la utilización de la capacidad de compra del Estado, la protección arancelaria, el estímulo a las exportaciones, la reserva de mercado para la producción local, la inversión en investigación y desarrollo, el financiamiento de innovaciones, etc.