Berrío González, Ángel** y Sánchez Oliveros, Yesenia***
Recibido: 05-03-09 - Aprobado: 30-05-09
RESUMEN: |
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La cultura organizacional incluye todo aquello que es valorado, el estilo dominante de liderazgo, la simbología y el lenguaje, los procedimientos y las rutinas, así como la caracterización de éxito que identifica a una organización. La cultura organizacional representa los valores y las creencias, las expectativas, la memoria colectiva y todos los supuestos presentes en una organización (Rogers, Burdge, Korsching y Donnermeyer, 1988; Schein, 1992; Cameron y Quinn, 1999; Páez, 2003; Cruz, 2009).
Recientemente se ha logrado establecer una estrecha relación entre la cultura y el desempeño organizacional (Wagner y Spencer, 1996, Páez, 2003; Pedraja y Rodriguez, 2004, Castro, 2006). Existe un creciente cuerpo de evidencias que demuestra una firme relación entre la cultura organizacional (como se hace el trabajo) y el desempeño institucional (lo que se logra hacer). La cultura corporativa afecta el desempeño institucional; es por ello que aquellas instituciones que ponen énfasis en componentes gerenciales clave como lo son sus clientes, actores políticos, empleados y el estilo de liderazgo, han demostrado que sobresalen con respecto a aquellas que no han adoptado estas características culturales (Kotter y Heskett, 1992, Kaufmann, 1997; Páez, 2003).
De igual manera el tipo de cultura organizacional determina en gran medida la naturaleza del proceso de aprendizaje institucional y la manera en que ese aprendizaje tiene lugar en la organización. El aprendizaje organizacional es el desarrollo de una nueva manera de pensar y de nuevos conocimientos, esto tiene el potencial de influenciar el comportamiento del personal. El logro de una modificación del comportamiento en el personal es la clave para mejorar el desempeño corporativo en los negocios y la capacidad de adaptarse a los constantes cambios del entorno (Schein, 1992; Marquardt, 1996).
Las definiciones contemporáneas sobre el aprendizaje organizacional plantean la existencia de una dicotomía entre el aprendizaje organizacional y la organización que aprende. Lo primero tiene que ver con procesos y describe cierto tipo de actividades que ocurren dentro de las organizaciones. Mientras que lo segundo tiene que ver con estructura, es decir; capacidad de anticipación, reacción y respuesta al cambio, complejidad e incertidumbre. A fin de cuentas, una organización que aprende es aquella que es buena en la práctica del aprendizaje organizacional (Senge, 1990; Marquardt, 1996; Marquardt y Kearsley, 1998).
El aprendizaje organizacional se ha relacionado también con el desempeño en organizaciones de ciencia tecnología e innovación agrícola; organizaciones internacionales como el Service for National Agricultural Research (ISNAR), han recalcado el papel que deben jugar de los INIA’s de la región en la reducción de la pobreza y en el incremento de la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola; recomendando además que estos dejen su aislamiento y se conviertan en instituciones cada vez más interconectadas y responsables con las sociedad rural latinoamericana (Watts et al, (2003).
El claro fracaso de las metodologías de Mejoramiento Continuo de la Calidad (MCC), Reestructuración (Downsizing) y Reingeniería (Reengineering) en más de las tres cuartas partes de las corporaciones en los Estados Unidos solamente, ha sido vinculado con una cultura organizacional que permaneció inalterada (Andersen, 1998). Por otra parte De Sousa (2007), alega que el 75% de las alternativas de cambio en las organizaciones ha fracasado; de estas el 95% busca cambiar las cosas para cambiar las personas. Mientras que el 98% de los casos exitosos de cambio siguieron la filosofía de cambiar las personas que cambian las cosas, refiriéndose fundamentalmente al cambio de aspectos ligados a la dirección y liderazgo organizacional.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que realizan muchas instituciones del sector para lograr ese tan anhelado cambio organizacional, cualquier disposición para mejorar el desempeño organizacional puede fallar debido a que la cultura organizacional no se logra cambiar. La dependencia existente entre el desempeño y la cultura organizacional se debe al hecho de que si no se alteran los objetivos institucionales esenciales, los valores y expectativas de los individuos dentro de la organización, los cambios serán superficiales y la organización rápidamente retornará a su estado anterior (Wagner y Spencer, 1996; Kaufmann, 1997; Cameron y Quinn, 1999; Berrio, 2003; Berrio, 2006).
En este sentido, el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) como muchos institutos públicos de ciencia, tecnología e innovación del país no escapa de esta realidad, requiriéndose de una profunda transformación o cambio organizacional para así poder enfrentar la necesidad de adaptación a las cambiantes condiciones del entorno y ese cambio apunta hacia la implementación de nuevos esquemas de dirección y liderazgo que garanticen la consolidación de una cultura organizacional inteligente mejorando la capacidad de respuesta institucional. Este proceso de cambio fue iniciado formalmente en el año 2005, cuando la Junta Directiva del instituto aprueba una providencia administrativa que declarada a la organización en proceso de modernización y reorganización.
El propósito del presente estudio es la evaluación del tipo de cultura organizacional y del nivel de aprendizaje organizacional exhibido por el personal del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA).
Los objetivos específicos que guiaron la investigación son:
Existen diversas metodologías que permiten precisar el tipo de cultura organizacional que prevalece en instituciones tanto de carácter público como privado (Schein, 1992; Kreitner, 1995; Wagner y Spencer, 1996; Cameron y Quinn, 1999). La metodología de los Valores Competentes propuesta por Cameron y Quinn (1999), se guía por indicadores de efectividad observados en organizaciones, representadas estas por cuatro tipos básicos de cultura organizacional:
Igualmente, esta metodología contempla la evaluación de seis dimensiones dentro de la cultura organizacional basadas en los principales valores, creencias, interpretaciones y estilos que caracterizan a las organizaciones, estas son: a) características dominantes, b) liderazgo organizacional, c) manejo de los recursos humanos, d) cohesión institucional, e) énfasis estratégico y f) criterios de éxito.
Así mismo existen varias metodologías para determinar el perfil aprendizaje organizacional en las instituciones tanto públicas como privadas. Por otra parte, Marquardt (1996), propuso un Modelo Sistémico de Aprendizaje Organizacional, el cual fue utilizado para describir el perfil de aprendizaje organizacional del INIA en cinco dimensiones, a saber: a) Organización, b) Gente, c) Tecnología, d) Conocimiento y e) Aprendizaje. Esta metodología es avalada por la “American Society for Training and Development (ASTD)”, como un instrumento diseñado para diagnosticar e intervenir en la conformación de organizaciones que aprenden (Van Buren y Lucadamo; 1996). Con la utilización del instrumento diseñado por Marquardt (1996), se puede determinar el nivel de aprendizaje organizacional en las instituciones, estableciendo así las características dominantes de ese aprendizaje.
Las dimensiones contempladas como subsistemas por la metodología incluyen:
Ambas metodologías fueron utilizadas previamente por Berrío (2003; 2006) y Berrio y Torres (2003), en la determinación del tipo de cultura organizacional dominante y del perfil de aprendizaje organizacional en instituciones de ciencia y la tecnología.
* Proyecto de Fortalecimiento Institucional ejecutado por la Oficina de Desarrollo Institucional (ODI) del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) con recursos financieros del FONACIT.
** Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), E-mail: aberrio@inia.gob.ve
*** Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), E-mail: ysanchez@inia.gob.ve