Environmental indicators in green areas management. Cerro La Movediza park, Tandil, Argentina.
Guerrero E., Marcela y Culós, Gastón
Las transformaciones asociadas al crecimiento urbano imponen dinámicas internas particulares en las ciudades modernas. La expansión de algunos usos como los residenciales, de servicios e industriales, se produce generalmente a partir del consumo de los espacios disponibles remanentes, poniendo en riesgo a veces la relación espacios verdes y construidos. En otros casos, los procesos de expansión caótica recientes pueden tener mayor efecto en la preservación de áreas verdes, cuando la planificación es inexistente o no se cuenta con información de base indicadores, estadísticas, etc.- que permitan prever y ordenar los ejes de crecimiento urbano. (García Huber, S. y Guerrero, E. M., 2006)
Las áreas verdes urbanas pueden ser agrupadas en espacios abiertos o públicos, lugares recreativos y de esparcimiento, como los parques; y sitios de acceso restringido o privado que acompañan viviendas y dónde las áreas verdes son indicadoras de cierto status social. En esta investigación interesan en particular, tanto las funciones ecológicas como sociales que cumplen los espacios verdes en el sistema urbano.
Se consideran como espacios verdes a toda superficie abierta donde el elemento fundamental de su composición es el vegetal. Michel Saillard (1962), amplía esta definición en el artículo "Infraestructure" en la revista Urbanisme, definiéndolos como espacios públicos o privados que ofrecen seguridad a los usuarios, óptimas condiciones, para la práctica de los deportes o juegos y paseos, momentos de esparcimiento y reposo, en el que el elemento fundamental de composición es la vegetación.
Dentro de las numerosas funciones ecológicas que cumplen los espacios verdes pueden incluirse las siguientes:
a) Disminuyen la concentración de CO2 y CO en el aire: los espacios verdes, por fotosíntesis liberan de 10 a 20 Tn. de oxígeno por ha/año -según la especie de árboles y estación- y absorben unas 9 Tn de CO2 por ha/ año. (Salvo, A. E. y García Verdugo, J.C. s/f)
b) Fijan el material particulado suspendido en el aire: la vegetación actúa como filtro de las partículas de polvo y somg presentes en el aire. Una superficie cubierta de césped tiene la capacidad de retener entre tres y seis veces más cantidad de polvo atmosférico que un pavimento, y diez veces más que la superficie de un vidrio. Mientras que un árbol puede fijar 10 veces más que un césped que contenga la misma superficie foliar. (Salvo, A. E. y García Verdugo, J.C. Op. cit.)
c) Amortiguan las temperaturas evitando la formación de islas de calor: las áreas verdes con vegetación arbórea mejoran las condiciones climáticas de las ciudades ejerciendo una influencia amortiguadora, reduciendo las máximas y evitando el descenso brusco de las mínimas. Esta influencia se ve tanto en las temperaturas diarias como en las estacionales. Federer (1970), considera que las ciudades tienden a ser más calientes que el campo circundante en un promedio de 0.5º a 1.5º C. Esta diferencia se debe principalmente a la ausencia de vegetación y su función en la absorción de radiación solar y en el enfriamiento evaporativo. Mientras que Montenegro, R. (2001), estipula que franjas parquizadas con 50 m. de ancho pueden abatir las temperaturas en 2-3º C.
d) Actúan como barrera para los vientos: ejercen una disminución en la velocidad del viento dependiendo no sólo de la densidad arbórea, sino también de la altura y de la configuración de la copa. (Salvo, A. E. y García Verdugo, J.C. Op. cit.)
e) Disminuyen los niveles de ruidos: disminuyen los decibeles de ruidos generados por el funcionamiento de la ciudad debido a las cámaras de aire que se forman en el follaje de los árboles. Se ha estimado que en promedio los bosques pueden atenuar el ruido a una tasa de 7 dB por 30 m de distancia en frecuencias de 1000 CPS o menos (Embleton, 1963). Combinaciones adecuadas de árboles y arbustos pueden lograr atenuaciones de 8 a 12 dB (Cook & Van Haverbeke, 1971).
Además, y en particular los parques urbanos presentan una serie de valores que se deberían considerar:
El Cº La Movediza forma parte del sistema de Sierras Septentrionales de la Provincia de Buenos Aires o Sistema de Tandilia. Es un sistema de serranías bajas dispuestas en el sentido SE a NE que atraviesa el sur de la Provincia de Buenos Aires desde Cabo Corrientes en Mar del Plata, hasta la Sierra se Quillalauquén, en Olavarría. El sistema presenta dos formaciones: Tandilia Tabular y Tandilia Dómica. El cerro y el Parque se incluyen en la denominada Tandilia Dómica, compuesta fundamentalmente por rocas graníticas. En esta formación los procesos dominantes de meteorización de las rocas son los químicos. Es frecuente observar el fenómeno de la disyunción o exfoliación esferoide, proceso caracterizado por la erosión gradual y en capas de las rocas dando origen a formas más o menos esféricas. Las rocas se van desgastando progresivamente debido a la posición particular de sus feldespatos, que por la meteorización se caolinizan y desaparecen por escurrimiento. El paisaje resultante es la presencia de rocas esféricas de diverso tamaño que reposan sobre la roca madre. En algunos casos, las rocas pierden su capacidad de sustentación y caen. El exponente más destacado de este proceso fue la Piedra Movediza.
El factor desencadenante de esos procesos en la geomorfología y formación de suelos, es el clima, del tipo templado-húmedo. Las precipitaciones regulares e importantes, junto al relieve dan origen a la presencia de cuencas de pequeña superficie y elevada pendiente que producen el rápido escurrimiento del agua precipitada, originando cursos permanentes y temporarios. En el cerro, la red hidrográfica está compuesta por un conjunto de cursos de agua temporales que son posibles de apreciar cuando las precipitaciones son abundantes. Este tipo de cuencas genera un pico de crecidas rápido y sostenido, con una duración igual al tiempo que duran las precipitaciones que le dieron origen.
De acuerdo a Cabrera, A. y Willink, A. (1980), el Partido de Tandil pertenece a la Provincia Pampeana que ocupa una amplia región de llanuras al este de la Argentina, el Uruguay y la mitad austral del estado de Río Grande do Sur en Brasil. Dentro de esta provincia biogeográfica, se ubica en el Distrito Pampeano Austral, que comprende el sur de Buenos Aires, desde las sierras de Olavarría, Tandil y Balcarce hasta las cercanías de Bahía Blanca. La comunidad vegetal clímax que le corresponde es el flechillar, constituido por numerosas especies de Stipa y Piptochaetium que se combinan en múltiples formas. La fauna está compuesta por pequeños mamíferos, algunos carnívoros, reptiles y una abundante fauna acuática.
En relación a las componentes sociales y económicas, el subsistema natural interactúa con tres actores fundamentalmente, la gestión municipal , específicamente la Dirección de Parques y Paseos, los turistas y los habitantes de la zona. El uso turístico del parque se limita a períodos cortos de tiempo y a actividades de recreación y esparcimiento. Los residentes la zona realizan un uso más intensivo del espacio y practican algunas actividades económicas como la venta de artesanías y el cuidado de autos en el acceso a paseo. A diferencia de otros paseos y parques de la ciudad, no hay guarda parques o personal de seguridad pública o privada que controle o resguarde las componentes naturales o materiales del parque. Hay presencia de pintadas sobre las rocas, daño en la vegetación, residuos y daño a componentes de infraestructura como cartelería por ejemplo.
El avance del espacio construido sobre los espacios naturales va provocando modificaciones y disturbios que se manifestaron en la estructura vegetal y la fauna autóctona del ecosistema. La comunidad vegetal del flechillar, ha sido paulatinamente sustituido por especies arbóreas exóticas, como el laurel, la tipa, el eucalipto y la retama.
Por otra parte, el crecimiento de la ciudad también va afectando otros elementos naturales como el paisaje, la geomorfología y el escurrimiento superficial del agua debido a la apertura de calles y la construcción de viviendas, entre otros.
Desde el punto de vista político administrativo, el Parque Urbano reune las condiciones potenciales para transformarse en un recurso turístico importante a nivel local. Fundamentalmente favoreciendo el desarrollo del turismo, actividad recientemente puesta en valor a nivel local. No obstante, requerirá el desarrollo de políticas proactivas integrales que re-valoricen los recursos turísticos, en particular los espacios verdes urbanos. Fomentar las condiciones de sustentabilidad del mismo demandará la puesta en marcha de procesos participativos de toma de decisiones que involucren la participación de diversos actores como los anteriormente mencionados, artesanos, empresarios hoteleros, gastronómicos, entre otros.
Los turistas que visitan la ciudad reconocen los valores ambientales de las sierras y buscan tener una experiencia formativa de significado en el marco de su propio estilo de vida. Los habitantes de los grandes centros urbanos demandan destinos turísticos que brinden atención particularizada y una oferta de productos y servicios, diferenciada que implica el contacto con la naturaleza, la práctica de deportes de riesgo, la contemplación y el descanso en espacio no convencionales y las experiencias educativas entre otras.