Jordy Micheli 1
“Knowledge is a subset of information; it is subjective; it is linked to meaningful behavior; and it has tacit elements born of experience.” (Leonard and Sensiper, 1993, p. 113) 2
RESUMEN
ELa economía del conocimiento trae consigo una nueva figura laboral: el trabajador del conocimiento, el cual es un producto de dos procesos: la flexibilización del trabajo y la digitalización de los instrumentos de producción y comunicación. |
ABSTRACT
The knowledge worker is an outcome of the knowledge based economy, emerging from two socio-economic processes: the flexibilization of work and the digitalization of means of production and communication. The emergence and existence of this knowledge worker can be traced toan aboundant socio-economic literature (Reich, Arthur and Rousseau, Drucker, Hardt and Negri, among others). All of these authors coincide as to a class of post-industrial kind of work that does not fit into the model of traditional professions and skills. The information’s handling and adaptive’s innovation appear as the new professionals abilities. The synthesis: the definition of the’“knowledge worker” with a complex significance: flexibility at work, self-learning, and ability to transform and communicate information. I have reffered this kind of work as digitofacture, which is based upon the transformation of information by digital technology and consists of a process of mobilizing and transformig information in order to create significative information -or knowledge- for a client (inside or outside the organization). |
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La economía del conocimiento trae consigo una nueva figura laboral: el trabajador del conocimiento, el cual es un producto de dos procesos que han recorrido el periodo de crisis y el cambio del modelo industrialista. Por una parte, la flexibilización del trabajo, por otra, la digitalización de los instrumentos de producción y comunicación3.
La flexibilización, entendida como la desaparición de diversas normas del capitalismo fordista para el uso empresarial de la fuerza de trabajo y de su remuneración, no ha sido sólo un proceso concentrado en el trabajo fabril asalariado, sino que ha involucrado a trabajadores del rango de los profesionistas, tanto en la esfera de la industria como en la de los servicios. El significado general de esta flexibilización es una mayor necesidad de contar con capacidades de autogestión del trabajador, al perderse el vínculo proteccionista que lo relacionaba tanto con la empresa como con la economía en expansión. Por esta vía, la información y el conocimiento se convierten en una nueva dimensión laboral, la que debe ser movilizada y controlada por el trabajador mismo, a través de nuevos y constantes procesos de aprendizaje y de aplicación en mercados en los cuales la comunicación, el aprendizaje y el conocimiento condicionan cadenas de valor.
La convergencia tecnológica entre los medios informáticos y comunicativos ha sido posible gracias a la digitalización del hardware y a la generalización de lenguajes de control e interfaces, o software. Este proceso ha arrojado al mercado de trabajo una panoplia de tecnologías de manipulación de información y de comunicación que han transformado el modo de operar de empresas y trabajadores, agregando funciones y desapareciendo otras. La post-industrialización es un proceso cuya agencia tecnológica es la innovación informática y comunicativa: el conocimiento como clave de competitividad es producido socialmente básicamente mediante tecnologías digitales, abriendo paso a nuevas formas de “conocer” o estilos cognoscitivos basados en la explosión del software (Simone, 2001).
La construcción de este trabajador del conocimiento puede ser rastreada a través de una amplia literatura socio económica (cuadro1). De ésta tomaré cuatro análisis como representativos, ya que marcan algunas características claves del trabajador del conocimiento: su carácter de analista de símbolos (Reich), su trayectoria profesional sin fronteras (Arthur y Rousseau), la importancia del software como nuevo factor cognitivo (Drucker) y la inmaterialidad de su producción (Hardt y Negri).
Al indagar en la naturaleza del trabajo post-industrial de los profesionistas, Robert Reich 4 proporcionó, desde inicios de la década de 1990, una síntesis bastante útil y compacta al definir tres tipos de ocupaciones en la nueva economía, que a su juicio emergerían en el siglo XXI en Estados Unidos y en otras sociedades post-industriales: servicios de producción rutinaria, servicios personales y servicios simbólico-analíticos. Las dos primeras contienen una alta dosis de rutina, es decir, procedimientos previamente definidos, de ellas, la citada en primer lugar genera bienes para el mercado mundial, y la segunda se aboca a necesidades cubiertas por el trato de persona a persona. En cambio, los servicios simbólico-analíticos incluyen las actividades de identificación de problemas, la solución de los mismos y la intermediación estratégica de clientes en redes o cadenas de valor.
Este tipo de trabajadores manipula símbolos: datos, palabras, representaciones orales y visuales. No obstante, aun cuando comparte con otros trabajadores el hecho de que su producción es para el mercado mundial y que en su ejecución debe estar en contacto personal con el cliente, las diferencias novedosas son sustantivas. Los actores de este nuevo tipo de trabajo “simplifican la realidad en imágenes abstractas que pueden ser reordenadas, manipuladas, experimentadas comunicadas a otros especialistas y, transformadas en realidad”.5 Tienen ingresos variables, no están ligados a una organización y sus carreras no son lineales ni están sometidas a un principio de jerarquía. Trabajan en equipos y en redes y esta parte de su desempeño es crucial. Para estos trabajadores las credenciales acerca de su nivel y campo de estudios no son importantes: lo es más su capacidad de utilizar de modo efectivo y creativo su conocimiento y habilidades. Así, se distinguen de la vieja concepción de “profesionista”, para quien resulta crucial la manifestación de la posesión formal de un conocimiento, ya que de ello depende su estatus profesional.
Asociada a esta visión, encontramos posteriormente una corriente de análisis laboral y organizacional que se fundamenta en la definición del trabajo profesional “sin fronteras”. Bajo esta perspectiva de análisis, el énfasis lo encontramos en el cambio del espacio social en el que se lleva a cabo la carrera profesional (conjunto de experiencias de trabajo del individuo), que abandona la “organización”, es decir, la estructura jerárquica tradicional de la economía fordista, convirtiéndose de esta forma en una carrera “sin fronteras”. Los autores de esta visión identifican una nueva economía caracterizada por cambios tecnológicos dinámicos e interdependencias globales, en la cual coexisten “oportunidades, inseguridad, flexibilidad e incertidumbre”6. En este nuevo ámbito, las formas tradicionales de acumular experiencias de trabajo y relacionar esta acumulación con el empleo han cedido el paso a un conjunto de nuevas posibilidades que comparten la no adscripción a las organizaciones limitadas por fronteras.
Este nuevo trabajador se hace responsable de su propia carrera y su futuro. Por tanto, es fundamental que cultive redes y obtenga el acceso a los conocimientos y recursos de otras personas. Estos trabajadores establecen nuevas formas organizacionales horizontales y crean empresas con un fuerte contenido “virtual” y de aprendizaje.
Por otra parte, el trabajo con tecnologías digitales fue evolucionando y las interpretaciones sobre el mismo dieron cuenta de una nueva realidad: profesionistas que contaban con las características antes señaladas, pero además con competencias integradas al uso de computadoras, especialmente en su aspecto comunicativo.
Como se ha dicho, Peter F. Drucker fue uno de los pioneros al señalar la emergencia de una nueva forma de trabajo relacionada con el manejo de la información. Propuso un cambio de paradigma de una “sociedad industrial” a una “sociedad del conocimiento”, término que ha servido como punto de referencia hasta nuestros días. En esta sociedad, la adquisición de calificaciones y conocimiento le brinda más poder a la persona que a su posición jerárquica. Este autor identifica el papel central que juegan los trabajadores capaces de transformar en medios comunicativos digitales al conocimiento acumulado en rutinas:
“Lo que llamamos la revolución de la información es de hecho una revolución del conocimiento, y lo que la ha hecho posible es la “rutinización” de los procesos, no a través de la computadora, sino del software. El software es la reorganización del trabajo tradicional basado en siglos de experiencia, mediante la aplicación del conocimiento, especialmente del análisis sistemático y lógico. La clave no es la electrónica, sino la ciencia cognitiva. Ello significa que la clave para mantener el liderazgo en la economía y la tecnología que emergerán, estará en la posición social que tengan los profesionales del conocimiento y en la aceptación social de sus valores. Para ellos, el hecho de ser considerados “empleados” tradicionales sería equivalente al trato que en Inglaterra (durante la Revolución Industrial) se le dio a los tecnologistas, como si fueran comerciantes”.7
Una visión de síntesis de los tipos de trabajo desarrollados que se asocian al post-industrialismo es la que ofrecen Hardt y Negri:
“Podemos distinguir tres tipos de trabajo inmaterial que han puesto al sector de servicios en la cima de la economía informática. El primero participa de una producción industrial que se informatizó e incorporó las tecnologías de la comunicación de una manera que transforma el proceso de producción mismo. La fabricación se considera como un servicio, y el trabajo material de la producción de bienes durables se mezcla con el trabajo inmaterial, el cual se hace cada vez más predominante. El segundo es el trabajo inmaterial de las tareas analíticas y simbólicas, que se divide en labores de manipulación creativa e inteligente, por un lado, y en labores simbólicas de rutina, por el otro. Finalmente, el tercer tipo de trabajo inmaterial, que implica producción y manipulación de afectos y que requiere el contacto humano (virtual o real), es el trabajo en modo corporal: estos son los tres tipos de tarea que lideran la post-modernización de la economía global”. 8
Todas estas interpretaciones de la esfera laboral en la post-industrialización coinciden en la producción de un nuevo tipo de trabajo que no corresponde al modelo de las profesiones tradicionales. La manipulación de información y la innovación adaptativa aparecen como una nueva habilidad de los profesionistas. La síntesis es la definición de trabajador del conocimiento, con su connotación de trabajo flexible, de autoformación y dotado de habilidades de transformación de información y de comunicación.