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En este número de Espacios traemos un artículo de Carlos López-Cerdán, quien analiza la experiencia italiana de los distritos industriales y nos propone algunos mecanismos para adoptar dicha experiencia, con las adaptaciones del caso, en el ámbito de las economías latinoamericanas.
En efecto, en los conglomerados de PYMES italianas se percibe una cultura emprendedora que impregna los espacios económicos donde aquellos se asientan y es resaltante la velocidad con que, en esos espacios, se diseminan las ideas, se difunden las nuevas tecnologías y como se construyen relaciones de cooperación y competencia entre los integrantes de los mencionados distritos industriales. Esa atmósfera industrial particular a la que hacemos referencia, promueve, a su vez, la formación de un denso tejido de instituciones de apoyo que viabilizan la aplicación de políticas públicas de fomento a la competitividad y abre nuevos y numerosos canales de participación de esas comunidades, las cuales según López-Cerdán, han logrado conservar y reproducir una visión común de su particular modelo de desarrollo precursor de conductas sociales que acrecientan el sentido de interdependencia y promueven mecanismos de autocontrol generadores de confianza.
Es indudable la importancia del papel que los gobiernos locales han cumplido para que estas modalidades de interacción empresarial alcancen la madurez, pero lo que parece esencial para que se inicien y prendan estas experiencias es que el liderazgo promotor de ellas surja desde el propio empresariado.
Aunque las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales que han precedido el nacimiento y desarrollo de estos conglomerados de PYMES en Europa son bastante diferentes a las existentes en Latinoamérica, son atractivas las lecciones que de aquellos se puede extraer y posibles las adaptaciones y estrategias para estimular esa especie de nuevo espíritu de asociatividad que es necesario sembrar entre nosotros.
El Comité Editor