Igor A. Arias M.
He querido hacer un aparte para discutir el Recurso Humano por su principalísima importancia en la generación tecnológica y productividad.
El producto final -Conocimiento y tecnología- es generado por la gente. De la misma forma, si bien los incrementos en productividad dependen de la cantidad y calidad de los recursos utilizados, es el recurso humano el que guía hacia el objetivo final. De ahí que una pregunta básica es cómo incrementar la eficiencia de este recurso, o el valor de su tiempo. La respuesta tiene que ver con: 1- Mejorar su calidad y habilidad a través de educación y entrenamiento; 2- La gerencia, que debe desarrollar un cuadro de personal de apropiado tamaño, mezcla de disciplinas y nivel educacional, así como motivar para máximos resultados (Nickel, J. 1989); 3- El establecimiento de un efectivo sistema de estímulos a la productividad del personal.
Países, hoy líderes en desarrollo agrícola, han tenido una audaz política de formación de recursos humanos a todos los niveles. En ellos investigación, educación y extensión son áreas prioritarias.
Alcanzar competitividad exige mejoramiento y desarrollo del recurso humano. Inversiones en educación, entrenamiento, salud, seguridad, comunicación, etc., son requeridas. Esto tiene un costo, el cual es más alto en la medida en que la brecha entre lo actual y lo deseable sea mayor. Pero no importa cuan grande sea este costo, ello es lo que permitirá el desarrollo del País y su inserción en el competitivo mundial actual.
Bienestar social es la razón por la cual el hombre invierte en investigación, desarrollo tecnológico y se esfuerza en incrementar la productividad en la agricultura. El objetivo es aumentar la disponibilidad de alimentos y bienes de origen agrícola para satisfacer las exigencias de un mundo en rápido crecimiento.
En los apartes anteriores hemos venido señalando hechos que permiten establecer una importante relación entre: generación tecnológica, productividad y bienestar social. No obstante, considero interesante transcribir algunos resultados del estudio realizado por el grupo I.R. -6 en U.S.A. los cuales sirven de base para una más exhaustiva discusión de este tema.
El punto 1 es fundamental y justifica la inversión en investigación a nivel del productor, así como aquella realizada en mercadeo de productos agrícolas. En Venezuela las distorsiones en la cadena de comercialización exigen urgentemente investigaciones que sustenten acciones para hacer más eficiente ese sector. Existen fuerzas que se oponen a cambios, pero los mismos son necesarios si se quiere que los beneficios de incrementos productivos lleguen a los consumidores.
Los puntos 2 y 3 son de extraordinaria importancia. No solo los amyores beneficios de la investigación acuden a los consumidores en la forma de bajos precios y mayor calidad de productos, sino más importante, los más beneficiados son los sectores de menores recursos ya que ellos dedican una mayor proporción de sus ingresos a la obtención de alimentos. No obstante lo anterior, es preocupante ver lo que ocurre en Venezuela donde según cifras del Banco Central durante los años 90 y 91 el renglón de alimentos, bebidas y tabaco (ABT) experimentó la más alta variación en el IPC: 40.0 y 32.4% respectivamente. Por supuesto, esta indeseable situación que afecta principalmente a las clases empobrecidas y crea grandes desajustes en el país, aparece como consecuencia de un sector agrícola débil, relegado y desde luego incapaz de dar respuesta a las exigencias de la sociedad venezolana. Revertir esto en beneficio de los consumidores en general y de las clases pobres en particular, es responsabilidad del estado. Ello exige una política que reconozca el papel fundamental de la agricultura, y en la línea de ideas que venimos esbozando, que destine recursos a investigación y desarrollo tecnológico como vía para alcanzar productividad, competitividad y bienestar en el largo plazo. Si no hay inversión adecuada en investigación, debemos esperar aumentos en precios de los productos agrícolas a nivel de los consumidores con todas las consecuencias negativas que ello tiene.
Otros beneficios de la investigación que acuden a las clases de bajos recursos, ocurren al incrementarse la competitividad en las exportaciones de productos agrícolas conventajas comparativas. Por esta vía se mejora la balanza de pagos, se liberan recursos para invertir en infra-estructura social y por supuesto, el país obtiene divisas que permiten la importación, a bajos precios, de productos necesarios en la dieta del venezolano. Vista así, la agricultura traspasa las fronteras de enfoques como el de la denominada autosuficiencia alimentaria y se reafirma con ese amplioperfil estratégico que hemos señalado anteriormente.
Otro punto importante en este aparte, tiene que ver con la obsolescencia de la tecnología agrícola. El incremento en productividad en el área biológica tiene que ver con una constante lucha frente a factores adversos. Estos factores están en constante cambio para lograr nueva adaptación. Un ejemplo de esto son las plagas y enfermedades. El investigador desarrolla un cultivar resistente a determinada plaga o enfermedd y al poco tiempo la peste se readapta o aparece otra que hace al cultivar no rentable. Si el proceso de investigación se retrasase o detuviese los efectos en los nievles de productividad serían catastróficos. En promerio (IR-6) cerca del 30% del presupuesto de investigación se requiere para mantenimiento de los niveles de corrientes de productividad.
El punto 5 se refiere a las características de la tecnología y sus dominios de recomendación. Como hemos visto, existe tecnología muy específica y otra de más amplio rango que puede ser adaptada. Si tenemos dificultades en los recursos, no tiene sentido tratar de descubrir lo ya descubierto. En el mundo se genera a cada instante una inmensa cantidad de conocimiento, mucho del cual podemos adaptarlo y usarlo a un menor costo. Información y comunicación son vehículos primarios en este sentido.
Por otro lado, y a riesgo de parecer ambiguo, debo señalar que la agricultura es altamenet sensible a las condiciones ambientales donde es desarrolla. De ahí que generación, adaptación y validación para que sean efectivas deben responder a las necesidades de los usuarios y tomar en cuenta la realidad eco-socioeconómica de la localidad y región. Investigación en fincas, investigación-desarrollo y una mayor integración: Investigación-Transferencia aparecen aquí como fundamentales.
Finalmente, en este aparte debemos señalar que el bienestar social es una idea ligada al largo plazo y por lo tanto a la conservación de los recursos. La tecnología como instrumento de la productividadm en un mundo de desesperada competencia como el actual, puede ser muy dañina si es usada irracionalmente para la obtención de ganancias o ventajas en el corto plazo. Resulta muy costoso reconstruir lo fácilmente dañado.
Es función del Estado y de los organismos de investigación, velar por la generación y uso de tecnologías agrícolas que propendan a la sostenibilidad de los recursos naturales; única vía de garantizarle bienestar a las generaciones futuras.
Reiteramos que el proceso de investigación agrícola no puede deteneres o retrasarse, so pena de afectar la capacidad de consumo de la población. Por el contrario debe estimularse ya que es fundamental en la producción económica de alimentos y bienestar de la sociedad.
En Venezuela, sin embargo el estado ha venido reduciendo los presupuestos reales y el apoyo a los organismos de investigación. En el caso del FONAIAP esta reducción ha afectado:
El persistente clima de desasosiego nacional, el deterioro en el ambiente de trabajo y la falta de reconocimiento a la actividad de investigación, han hecho mella en la mística, creatividad y productividad de la comunidad. Pareciera que hemos venido moviéndonos en círculos, cuando la sociedad salta hacia adelante.
Una de las reflexiones de este trabajo habla de lo costoso que resulta para la sociedad reparar, reactivar, reconstruir. Pero es urgente hacerlo. Afortunadamente tenemos el potencial humano para guiar este esfuerzo y hacer de la Investigación base del desarrollo agrícola y del bienestar de la sociedad venezolana.