Luis F. Marcano González
Dentro de estos tres planos el IDEC ha realizado proyectos de I y D con el fin de aportar progresos en cada una de las áreas descritas y en la rama en su conjunto. A continuación describiremos los aportes más importantes realizados por el Instituto en estos planos de desarrollo tecnológico en construcción.
I. La racionalización de producción de las edificaciones públicas.
Parte del discurso del IDEC desde su fundación recoge la preocupación en torno a la necesidad de desarrollar sistemas constructivos que permitan la construcción de edificaciones de use colectivo en forma masiva.
Tal preocupación no se ha quedado sólo en palabras y las proposiciones no se han hecho esperar. Desde 1975 el Instituto desarrolló varios sistemas constructivos destinados a la producci6n de edificaciones de use colectivo y en especial para el área educacional (IDEC. 1983). Esta acción se orienta dentro del primer plano de desarrollo tecnológico, es decir, del desarrollo del proceso general de producción. Las proposiciones y los proyectos realizados hasta hoy en esta área permiten al Instituto, a la hora actual, contar con una experiencia tecnológica muy poco desarrollada en Venezuela, aunque necesaria a fin de optimizar recursos, mejorar la productividad y aumentar la eficiencia en la producción de edificaciones de use colectivo en el país. Las necesidades de escuelas, centros asistenciales y unidades de servicio son crecientes y la producción poco sistemática ha hecho del aparato público y privado productor de estas obras muy poco eficientes hasta el presente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del IDEC en este sentido, la utilización de los resultados no han sido hasta ahora los requeridos por las exigencias de la población. Más adelante reflexionaremos sobre las razones de por qué los clientes o usuarios Zara los cuales se ha desarrollado estas tecnologías no la han empleado de una forma extensa.
II. La transferencia de tecnología.
La construcción en Venezuela ha sido una constante importadora de tecnología desarrollada en otras latitudes. Es claro el dominio que la ingeniería venezolana ha adquirido de tecnologías desarrolladas en otros países. Sin embargo, tal asimilación ha sido muchas veces un proceso preñado de ineficiencia y poco adaptado a la realidad productiva de la rama. El IDEC ha desarrollado proyectos de I y D cuyo centro fundamental ha sido la transferencia de tecnología para la producción de edificaciones. Esta iniciativa se ha realizado en el plano del desarrollo general del proceso de producción y en el plano del desarrollo del manejo del negocio de la construcción. El Proyecto CONICIT/IDEC/CLASP (1983) tuvo como objetivo transferir no sólo un sistema constructivo para edificaciones educacionales sino también una manera de organizar la producción masiva de escuelas por parte de un promotor público: la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE). Igual suerte que los anteriores han sufrido los resultados de esta experiencia. Se concluyó el proyecto y los efectos de sus resultados no han sido aplicados por la Institución contratante. No obstante, estamos convencidos tal como plantean algunos autores (KATZ, 1976: Avalos, 1984; Avalos y Viana, 1988), que el proceso de transferencia de tecnología es complementario al de innovación tecnológica desarrollada localmente.
En tal sentido continuaremos realizando esfuerzos.
III. El desarrollo tecnológico de procesos y subprocesos de trabajo.
En este plano la experiencia es quizás más reciente. Sin embargo, la realización de algunos proyectos destinados a desarrollar algunos materiales y componentes o a incidir en procesos parciales de las obras ha sido una línea que ha tomado cuerpo dentro del IDEC. La observación del mercado de la construcción y de los submercados nos ha permitido formular un programa en este sentido denominado PROMAT (Hernández 1986). Dicho programa está destinado al desarrollo de incentivos a la innovación en la producción y comercialización de materiales y componentes para la vivienda de los sectores de la población de más bajos ingresos y ha servido de marco a distintos proyectos dentro de la Maestría en Desarrollo Tecnológico de la Construcción del Instituto. Asimismo, algunos proyectos de desarrollo de nuevos componentes en las líneas de madera, plástico reforzado con fibra de vidrio, acero y aluminio van en esta dirección. Es quizás en este plano donde se podrán obtener resultados más rápidos a mediano plazo, pues va dirigido a proponer productos o procesos al sector industrial de materiales y componentes para la construcción donde, a diferencia de la rama construcción, la mayoría de las empresas se encuentran en el estadio de mecanización más avanzado. No olvidemos, además, que el efecto de pequeños desarrollos constituye otra manera de obtener cambios técnicos en las actividades económicas (Parent, J. 1978), tal como ha sido evidente con la aparición de nuevos materiales y componentes en la construcción. Esta línea de desarrollo nos ha permitido consolidar en su primera etapa la Empresa TECNIDEC S.A. (Marcano, 1986), adscrita al Instituto y creada con capital de la Fundación UCV en 1984, con el objeto de facilitar las relaciones comerciales del Instituto con su entorno.
IV. Fundamentos para el desarrollo tecnológico.
Las proposiciones tecnológicas del Instituto tienen fundamento en los proyectos de investigación avanzados en otras áreas de trabajo. El área de economía de la construcción ha sido responsable de la elaboración del diagnóstico más completo que se tiene en Venezuela sobre la actividad de construcción. Sus resultados han sido claves en la orientación y definición de la estrategia de vinculación del Instituto y su empresa con el mercado. Han permitido comprobar y precisar muchas observaciones nacidas de un conocimiento significativo, aunque intuitivo, de la problemática de la construcción en el país. Tales observaciones sirvieron de guía en un comienzo de vide del IDEC. Hoy muchas de esta hipótesis comprobadas con la investigación constituyen su marco conceptual. Muestra de ello son las afirmaciones hechas anteriormente sobre las características y el desarrollo tecnológico en construcción.
De la misma manera las exigencias de los usuarios a las edificaciones ha sido un tempo de desarrollo de investigaciones dentro del IDEC.
Los requerimientos espaciales pare la realización de actividades dentro de un edificio han sido objeto de estudio desde la fundación del Instituto. Más recientemente las exigencias del confort térmico han dado origen a distintos proyectos dentro de este tempo. Aspiramos atender otras exigencias con el fin de dar un sustento más sólido a las proposiciones técnicas de manera de adaptarlas más a las características y solicitaciones de nuestra realidad física y social.
Roffé (1986) observe que los usuarios pare los cuales el IDEC ha desarrollado una tecnología se han quedado como consumidores de productos elaborados por el Instituto (o su Empresa) y no como entidades productoras de bienes y servicios que utilizan estas tecnologías desarrolladas en sus procesos de producción. La pregunta que surge es por que no se ha producido la situación esperada. Pero dejemos al mismo Roffé responder esta pregunta:
“Probablemente una de las rezones básicas es la llamada `resistencia al cambio’ (. . .) En este caso particular, se podría indicar que en el sector público (la mayor parte de los usuarios o clientes del IDEC (. . .) pertenecen al sector público) quienes han tenido algún contacto relativamente continuo con los problemas en el área de organización y sistemas, concuerdan que la producción de nuevos manuales (descripciones de cómo hacer las cosas, del `know how’) no es para nada suficiente si su implantación no se hace mediante programas de entrenamiento y seguimiento que pueden ser considerablemente largos, dependiendo de su complejidad, y aún así con resultados no siempre satisfactorios. Esto sucede con los manuales de organización y sistemas, pero también con los manuales, en otro sentido, de operación de métodos, sistemas, técnicas de proyectos y construcción que lógicamente forman parte de cualquier tecnología”.
“Esta `resistencia al cambio’ solo puede ser superada mediante esos programas de entrenamiento y seguimiento. Pero la aplicación de estos programas de entrenamiento requiere de decisión de ejecutarlos y llevarlos hasta donde sea necesario. Esta decisión, a su vez, implica un alto grado de convencimiento de quienes toman la decisión de la conveniencia de efectuar el cambio que se propone, y por otra parte implica que quienes toman esas decisiones y las mantienen deben estar en capacidad de hacerlo, en otras palabras, que se mantengan en sus posiciones de poder el tiempo necesario, o de no ser así, que eras decisiones sean recogidas y mantenidas por quienes los sustituyen”.
“Se podría alegar que el alto grado de convencimiento de la bondad del cambio exista ya desde el momento mismo que se acepta la proposición del IDEC. Pero probablemente no es así, sino que existe sólo un relativo grado de convencimiento que necesita ser reforzado por el desarrollo de los trabajos contratados, antes de pasar a su aplicación en gran escala. Este hecho dejaría abierta la cuestión de si se han dado o no cambios en el grado de convencimiento”.
“Pero supongamos que se diere ese salto relativo al alto grado de convencimiento y se aplicarán los programas de entrenamiento y seguimiento. La eficacia de todo este proceso presupone: i) la existencia de un sistema disciplinario en la tome y aplicación de decisiones, lo que quiere decir que las decisiones se toman en el nivel que es necesario legal y funcionalmente, y que estas decisiones son acatadas y cumplidas por los niveles dependientes; ii) un cierto grado de racionalidad con apenas la capacidad de discernir entre alternativas, de manera eficaz y coherente con los objetivos del organismo en cuestión; iii) una continuidad administrativa, en el sentido del mantenimiento de ciertas decisiones racionalmente tomadas, cuando se producen cambios de personas con capacidad de mantenerlas o cambiarlas”.
“Sin embargo, estas premisas no se cumplen en Venezuela, por lo menos en la gran mayoría de los casos, aunque pueda que existan excepciones. En todo caso en el campo en que se ha movido el IDEC no se cumplen una o dos de ellas, de todos modos el incumplimiento de las restantes produce el mismo efecto negativo”.
“El incumplimiento de la tercera condición, la continuidad administrativa, ‘ es tan evidente que no requiere ninguna justificación. En cada período constitucional esta situación se hace cada vez más grave, hasta el punto actual que aún dentro del mismo período constitucional, cualquier cambio de jefatura lleva consigo la remoción de la mayor parte de los cuadros de dirección subordinados, generalmente sujetos a la condición de libre nombramiento y remoción, y su sustitución por personal allegado al nuevo jefe. Esto se produce no sólo a niveles de presidencia y gerencias superiores, sino hasta los niveles inferiores, con el agravante de que normalmente los cuadros directivos adolecen de experiencia y conocimiento en los asuntos que les toca dirigir y sufren la compulsión de cambiar lo que encuentran a su paso”. (3)
Hasta aquí esta lúcida exposición sobre la situación estructural de los adquirientes de tecnología. Hay quizás en este diagnóstico de Roffé la constatación de un clima o ambiente cultural hacia la tecnología no cultivado, tal como plantea Cilento (1986) al propugnar la necesidad de desarrollar una cultura tecnológica en el país. Pero es quizás a los centros de I y D a quien corresponde la creación de tal clima, afrontando la tares de influir a nivel de la formación profesional, formando conciencia, suministrando información y facilitando la práctica y entrenamiento sobre el problema tecnológico en el país. Y tal como concluye Roffé:
“En fin de cuentas, esos profesionales (...) (a quien va dirigida esta acción) son quienes de una u otra manera, tendrán en sus manos gran parte de las decisiones en un futuro no demasiado lejano” (4)