ISSN 0798 1015

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Vol. 40 (Nº 25) Año 2019. Pág. 13

Desarrollo local y turismo: conceptualización, metodologías y aplicaciones

Local development and tourism: conceptualization, methodologies and applications

TORRES-CADENA, Juan P. 1; NAVARRO-JURADO, Enrique 2 y GUEVARA-PLAZA, Antonio 3

Recibido: 22/03/2019 • Aprobado: 08/07/2019 • Publicado 22/07/2019


Contenido

1. Introducción

2. Revisión bibliográfica

3. Conclusiones

Agradecimientos

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

El objeto de esta investigación es realizar una aproximación entre el desarrollo local (DL) y turismo, para determinar si el turismo puede ser una estrategia en el DL. En el documento se presenta la evolución, concepción y elementos de DL. Como valor agregado se han sintetizado las principales metodologías aplicadas en estos estudios. Se ha probado que existen posiciones diferenciadas entre los miembros de las comunidades que son considerados actores clave en los procesos. Finalmente, se muestran relevantes casos prácticos donde se han aplicado ambos conceptos.
Palabras clave: desarrollo local, turismo, comunidad local, gobernanza

ABSTRACT:

The purpose of this research is to make an approximation between the local development (LD) and tourism in order to determine if the tourism can be a strategy in the LD. In the document is presented the evolution, conception and elements of LD. As an added value, the main methodologies applied in these studies have been synthesized. It has been proved that there are differentiated positions among the members of the communities that are considered key actors in the processes. Finally, practical cases are shown where both concepts have been applied.
Keywords: local development, tourism, local community, governance

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1. Introducción

El Desarrollo Local (DL) está teniendo una trascendencia significativa como modelo y estrategia integral de desarrollo. Desde que se consolidó como un proceso en los años 70 y a través de sus políticas inclusivas se ha demostrado que se puede cambiar el modelo de desarrollo exógeno que venía imperando. A media que ha pasado el tiempo, algunos gobiernos apuestan a iniciativas donde los principales beneficiados sea la población local con el alivio de la pobreza, la mejora de la participación proactiva y la calidad de vida (Mtapuri y Giampiccoli, 2013). Los ejemplos de DL se pueden encontrar en muchas partes del mundo, pero son más reconocidos en economías en desarrollo de Asia, África y América Latina. 

El DL varía entre los países y su puesta en práctica cambia a lo largo del tiempo debido a la experiencia, evaluación, debate y reflexión (Beer et al., 2003). Los procesos de innovación tecnológica y de gestión han incorporado enfoques alternativos en la corriente principal y algunos gobiernos han cambiado sus agendas políticas, refundiendo lo local y la política de desarrollo. Sin embargo, los intereses regionales y nacionales en un contexto económico y político más amplio, han imposibilitado la práctica del DL en contextos específicos. Dado que este potencial de diferenciación geográfica es cambiante con el tiempo, considerando la evolución de definiciones y concepciones del DL, podríamos anclar sus principales temas y dimensiones en su contexto histórico (Pike et al., 2006).

Hay múltiples territorios que ha experimentado el DL a través del turismo. Las iniciativas para mejorar a las comunidades de residentes a través del turismo son referentes en el DL e integran elementos económicos, sociales y ecológicos. Es una forma eficiente para un sistema de gobernanza equitativo, responsable y adaptable, que puede llegar a conseguir avanzar en el desarrollo sostenible del turismo (Butler y Rogerson, 2016). De hecho, en comunidades donde predominan por tradición e historia labores agrícolas, el turismo puede ser una alternativa de desarrollo, siempre que no llegue a un monocultivo y los pobladores lo vean como una fuente secundaria de ingresos (Tsiaras et al., 2016). Por consiguiente, el turismo es beneficioso para los hogares rurales y, en algunos casos, puede ayudar a mitigar la desigualdad de género si hay suficientes oportunidades disponibles.

En este contexto, el objetivo principal de esta investigación es realizar una aproximación entre el desarrollo local y turismo, a modo de estado de la cuestión, para determinar si el turismo puede ser una estrategia en el DL, el fin no puede ser otro que mejorar la calidad de vida y bienestar de las comunidades locales. Para ello, el artículo comienza analizando la evolución, concepción, y elementos del DL en cada epígrafe relacionándolo con turismo, para delimitar el campo de trabajo. Seguidamente se muestran las principales metodologías que han sido utilizadas en las investigaciones. A su vez, para avanzar en la práctica, es necesario hacer una aproximación de las percepciones de las comunidades locales a modo de balance de los efectos positivos y negativos. Continua la investigación con el análisis de dos casos de estudio, los mismos que fueron seleccionados intencionalmente, para contrastar en dos escenarios completamente diferentes, ejemplos de prácticas concretas vinculando al turismo con el DL, finalmente a manera de reflexión se plantean algunas líneas de investigación que podrían ser interesantes trabajar en el marco del turismo.

2. Revisión bibliográfica

2.1. Breve análisis de la evolución del desarrollo al desarrollo local

La concepción de desarrollo implica la acción de extender o aumentar y es utilizado en las ciencias sociales para denotar la mejora en un sentido económico, social, político y / o cultural. Habitualmente se relaciona con el crecimiento económico, como un aumento de la producción externa a los procesos naturales de la biosfera y, en muchos casos, a la sociedad. Además, es considerado un sinónimo de progreso (Navarro Jurado y Nel-lo Andreu, 2016). Haque (1999) sintetiza al desarrollo como la búsqueda y materialización de calidad de vida y ambientes óptimos para la población. Esta premisa no es contemporánea, es una línea pretendida por todas las sociedades, desde los egipcios a los aztecas, pasando por la civilización china o las sociedades feudales europeas, hasta las de los países actualmente denominados Tercer Mundo, junto, por supuesto, a Occidente. (p.39).

El término desarrollo se usó por primera vez en biología. En el transcurso del siglo XX, los autores Mier y Fitzgerald (1991) identifican tres fases que han supuesto los principales enunciados sobre los que se ampliaría la literatura académica sobre el desarrollo. La primera se inicia a partir de los años 30 con un discurso enfocado a contrarrestar las distinciones económicas mundiales e industrializar los países tercermundistas; el segundo periodo toma fuerza a partir de la década de los sesenta, con las teorías de bienestar y equidad; finalmente, el tercero, se instauraría a partir de la década de los ochenta, direccionando la atención a las áreas locales y sus problemas para alcanzar mayores escalas de desarrollo. (p.269).

El desarrollo ha evolucionado desde una disciplina específica a un concepto interdisciplinar y transdisciplinar. Esta transformación se fundamenta en argumentos y escenarios cambiantes, por lo que no existe una sola teoría del desarrollo sino un conjunto de paradigmas que contienen varias teorías (Múnera, 2007). La escala espacial es una característica primordial a tener en cuenta, distinguiendo entre el desarrollo global, regional y local. En este sentido, se han reconocido cuatro paradigmas principales de desarrollo (Sharpley y Telfer, 2002).

El primero a considerar es la teoría de la modernización emanada en los años 50 del siglo XX, está vinculada a la premisa occidental de progreso, tomando en consideración que el crecimiento económico es lineal y se consigue con la industrialización, y pretendiendo que todos los países pueden desarrollarse. Este modelo es compartido por keynesianos y neoclasicistas (Escobar, 2007). El punto focal de esta teoría, se centra en el desarrollo político con niveles de cobertura que consideran historia, sociología y ciencias políticas en general (Shareira, 2015, p.79). Surge por la libertad de los países del Tercer Mundo de la colonización, y las estrategias empleadas durante la Guerra Fría, por los países occidentales para evitar que estos países sean controlados por los comunistas (Haque, 1999, p.72). Otro particular a considerar, según Chase-Dunn (2000, p.216) es el desarrollo de las instituciones, el cambio hacia la tecnología moderna y hábitos laborales que forman un complemento a la producción industrial. En esta época, también se considera el impacto de las creencias modernas sobre las personas, las familias y la sociedad en su conjunto.

Los fundamentos de la teoría de la dependencia surgieron en la década de 1960, esta combina elementos de una teoría neomarxista y adopta un modelo de revolución de naciones subdesarrolladas, su enfoque es la totalidad de la sociedad y la periferia del sistema social, que destaca las diferencias entre países imperialistas y países subdesarrollados (Reyes, 2001). Las principales críticas de la teoría de la dependencia se han centrado en el hecho de que esta escuela no proporciona evidencia empírica exhaustiva para apoyar sus conclusiones, otro punto de crítica es que considera los lazos con las empresas transnacionales como sólo perjudiciales para los países, cuando en realidad estos enlaces pueden ser utilizados como un medio de transferencia de tecnología (Santos, 1971). Todaro (2000) refiere las críticas del modelo de la dependencia como un sistema capitalista que “provoca agitación que daña al doméstico en economías de países subdesarrollados, disminuye la tasa de crecimiento económico, aumenta la desigualdad de ingresos, y tiene un efecto negativo en el bienestar de la mayoría de las personas”. (p.91).De la misma manera, Shen y Williamson (2001) observaron que este modelo de desarrollo iba direccionado a la exportación de materias primas específicas, en consecuencia, los materiales harían que un país tenga una dependencia desequilibrada en un solo sector. Por consiguiente, la cantidad de impuestos que el gobierno puede recibir disminuirá y, como resultado, el gobierno perderá la capacidad para financiar programas sociales y de salud (p.263).

El tercer paradigma es la teoría neoliberal que emergió como una continuación de la teoría neoclásica ortodoxa, manifestada en los años 70 y 80 por la crisis de la deuda y el endeudamiento del clima económico mundial, lo que condujo a una enorme difusión de las ideas y políticas neoliberales. Esta teoría se basa en las privatizaciones como parte del promovido ajuste fiscal; las mejoras de la competitividad se apoyaron en la errónea convicción acerca de la habilidad del mercado para asignar recursos y en la apertura del comercio, oponiéndose a la intervención del gobierno en dichos mercados (Key, 2001). Este supuesto ha sido criticado al crear más desigualdad social, favoreciendo solo a las clases dominantes de los países subdesarrollados y las grandes corporaciones (López Santiago y Barajas Gómez, 2013).

 El último paradigma, el desarrollo alternativo, abarca una amalgama de teorías defendidas por modelos económicos centrados en las personas y el medio ambiente, con una tendencia en la participación local y la planificación de abajo hacia arriba. Este modelo gira en torno a las necesidades básicas, empoderamiento de las bases, género y desarrollo sostenible. La sostenibilidad se encuadra en la dimensión global, pero refiriéndonos a la durabilidad del recurso desde la óptica de local, en el sentido del mantenimiento de los recursos naturales, culturales u otros, para no dejar que se consuman sin la posibilidad de renovación durante el proceso de desarrollo (Barroso González y Flores Ruiz, 2010). El desarrollo sostenible ha tenido ciertas falencias, entre las que destaca la problemática de medir el impacto ambiental, la ausencia de límites claros para el crecimiento y la falta de una reconfiguración del sistema económico capitalista global (Álvarez Souza, 2007).

La evolución del concepto de desarrollo tiene como clave el razonamiento económico. Después de la Segunda Guerra Mundial no se identificaban problemas estructurales dado el crecimiento económico, lo importante era regular las medidas fiscales y monetarias. La exclusiva receta que se daba a los territorios subdesarrollados era que siguieran los pasos de países industrializados y que generaran alguna manufactura básica para salir del círculo vicioso. Este modelo de desarrollo tenía diversas deficiencias al no tomar en cuenta aspectos importantes como los sociales, políticos y ecológicos; no existía innovación, lo que produjo una clara subutilización de los recursos regionales; además, incidía negativamente en la fuerza de trabajo, y se centralizaron las funciones y decisiones importantes en los países centrales. El principal problema ocasionado con este enfoque fue que la economía se direccionaba inexorablemente hacia los factores y recursos externos, incrementando la dependencia de factores políticos y económicos exógenos. Este modelo creó desigualdades en las oportunidades al crecimiento, a la innovación, al empleo y, en general, al desarrollo (Arocena, 1997). Es preciso, mencionar La Teoría del Desarrollo a Escala Humana, si bien este paradigma no es la respuesta absoluta al tema de desarrollo, sí rompe la hegemonía economicista que fue adoptado en primeras instancias. Apunta a dos desafíos: (i) potenciar el uso de recursos no convencionales en la cimentación de estrategias enfocadas al logro de la autodependencia y a la satisfacción de las necesidades humanas (ii) potenciar los desarrollos locales para que su importancia trascienda las limitaciones espaciales y puedan ser parte en la construcción de una nueva tendencia en el ámbito nacional (Max-Neef et al., 1986).

Con la crisis económica de los años 70 el modelo de desarrollo de inversión exógena dejó de ser operativo al evidenciarse sus limitaciones y ocasionó un cambio de actitud. La nueva política de desarrollo se basaba en el potencial endógeno y daba énfasis al papel del territorio, preocupándose por los recursos naturales, el medio ambiente y la calidad de vida (Morgan, 2004). Las primeras experiencias surgieron en el Gran Bretaña y Estados Unidos, desafiando los marcos nacionales a través de nuevas instituciones (juntas empresariales, agencias de desarrollo sectorial o asociaciones comunitarias) con capital local, mediante la promoción de la reestructuración del trabajo (Geddes y Newman, 1999). Esta nueva estrategia denominada “desde abajo” se potencia en los años 80, cuando los gobiernos locales incorporan a sus funciones el diseño y ejecución de políticas a largo plazo con el fin de resolver los problemas locales y defenderse de los cambios producidos en el panorama económico mundial (ILPES, 2005).

La relación entre el desarrollo y turismo tiene sus indicios en los sectores rurales en Europa, por la crisis de la agricultura iniciada en los años 60, generada por el éxodo masivo de los agricultores a las ciudades. La población que se quedaba en los centros despoblados necesitaban un complemento a su renta (Leal, 2008). Los programas LEADER en los años 80, que son políticas agrícolas de la Unión Europea, en particular direccionadas al desarrollo rural, pretendían dar una alternativa productiva a las familias campesinas. Estos proyectos ocasionaron recuperación en la calidad de vida rural europea y su revalorización (Aparicio, 2004, p.78)

En Latinoamérica, esta relación se presentó como una alternativa relativamente fácil para el desarrollo, porque se basaba en recursos con los que contaba el territorio (Clirck, 1992), y no necesitaba de grandes transformaciones. La predicción de ese entonces era, que con el turismo los países denominados tercermundistas tendrían la oportunidad de desarrollarse pasando del sector primario al sector terciario sin necesidad de industrialización. Con ésta premisa de “progreso” muchos países apostaron a promover el turismo sin estudios adecuados de viabilidad ni planificación alguna. Posteriormente, se hizo innegable que el proceso no podía ser tan sencillo. Lo que ocasionó las dimensiones políticas del fomento turístico (Mauri, 2013, p.88).

Vera-Rebollo (2001, p. 7) sintetiza la evolución de la relación entre desarrollo y turismo, manifestado en documentos y declaraciones avalados por organismos internacionales:

Organización Mundial del Turismo (OMT): Declaración de Manila sobre el turismo Mundial (1980), Declaración de Derechos y Código del Turista de Sofía (1985), Declaración de Turismo de La Haya (1989), Carta del Turismo Sostenible de Lanzarote (1995), Agenda 21 para el sector de Viajes y Turismo de Santiago de Chile (1999).

Documentos donde se evidencia cambios, empezando por la hegemonía de los ámbitos socio-culturales y económicos del turismo hasta el modelo de la sostenibilidad.

Ahora bien, ya desde los años 80, al turismo se le empezó a relacionar con las esferas locales, desde entonces y de manera simultánea con los diversos enfoques de DL, y se le considera propio de los procesos de DL.

En el caso de América Latina, la situación social y política demandaba nuevas alternativas de desarrollo, y el turismo en función del potencial territorial y de la riqueza natural, cultural y social, representa una estrategia diferente para el desarrollo (Flores González, 2008). Este enfoque, conlleva a provocar la concertación público-privado, a nivel local/regional, con el objetivo de articular el campo territorial y de generar políticas que, “en el competitivo contexto de la actividad turística, además de estimular y propiciar las acciones y las obras locales, permitan generar condiciones apropiadas que estimulen y persuadan al inversor exógeno, buscando articular intereses que generen la capacidad de negociación” (Mantero, 2004). Sin embargo, esta nueva y más adecuada manera de enfrentar la relación, debe ser analizada desde distintas vertientes en función del camino recorrido, para detectar deficiencias y estrategias que han sido exitosas (Solari y Pérez, 2005).

2.2. Una aproximación al concepto de desarrollo local

Hay diversas definiciones del concepto, según la literatura el DL no forma parte exclusiva de ninguna disciplina, ni posee un marco teórico reconocido. El Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES, 2005, p.12) lo define como:

Aquel proceso reactivador de la economía y dinamizador de la sociedad local que mediante el aprovechamiento eficiente de los recursos endógenos existentes en una determinada zona es capaz de estimular su crecimiento económico, crear empleo y mejorar la calidad de vida de la comunidad local.

Por su parte, para Vázquez Barquero (2007, p. 129) lo conceptualiza como:

Un proceso de crecimiento económico y de cambio estructural que conduce a una mejora del nivel de vida de la población local en el que se pueden identificar al menos tres dimensiones: una económica, en la que los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados; otra sociocultural, en que los valores y las instituciones sirven de base al proceso de desarrollo; y finalmente, una dimensión político-administrativa en que las políticas territoriales permiten crear un entorno económico local favorable, protegerlo de interferencias externas e impulsar el desarrollo local.

El denominador común en ambas definiciones es la mejora de la calidad de vida de los miembros de la comunidad. Vázquez Barquero inserta dos dimensiones además de la económica, dándole un sentido más completo al proceso. Espacialmente, el desarrollo no es un fenómeno homogéneo, es un hecho local, incrustado en las características económicas, técnicas, sociales y culturales de un lugar en particular.

El DL es confundido en ciertas ocasiones con desarrollo endógeno, este último es definido por Garofoli (1995, p. 56) como la “capacidad para transformar el sistema socio-económico; la habilidad para reaccionar a los desafíos externos, la promoción de aprendizaje social; y la habilidad para introducir formas específicas de regulación social a nivel local que favorecen el desarrollo de las características anteriores”. Entonces, hay desarrollo endógeno cuando se evidencia la transformación estructural afianzada por sus formas culturales y organizativas, aunque estas mismas están condicionadas por las circunstancias del propio proceso de desarrollo (Schiavo y Dabat, 2004). Sin embargo, DL no es sólo endógeno porque algunas iniciativas pueden ser exógenas, eso sí, hay que saber endogenizar las oportunidades del exterior en las estrategias locales (Alburquerque, 2003; Mantero, 2004). Por tanto, en el DL hay elementos de exogenidad propios del crecimiento local, con otros de endogenidad propios del desarrollo (Boisier, 2005).

Pero, ¿qué se entiende por endogenizar/endogeneidad? Se concibe como un fenómeno que se presenta en cuatro dimensiones. En primera instancia, la endogeneidad se manifiesta en el espacio político, donde la comunidad local tiene la capacidad de tomar decisiones significativas en posición a diversas opciones de desarrollo. En segundo lugar, la endogeneidad se manifiesta en el plano económico, y denota la apropiación y reinversión local de parte del excedente a fin de diversificar la economía local, generando una base permanente de sustentación en el largo plazo. La tercera dimensión de endogeneidad es relacionada con lo científico y tecnológico, como la capacidad interna de un sistema, entendiéndose como un territorio organizado, que genera sus propios impulsos tecnológicos de cambio. Finalmente, la endogeneidad en el área de la cultura, como una matriz generadora de la identidad socio-territorial, en la actualidad considerada como fundamental desde el punto de vista de un desarrollo integral (Boisier, 2005).

El DL y el turismo son dos constructos básicos para las estrategias de desarrollo de muchos territorios, y la clave de su éxito está en función del proceso de reactivación de la economía y la dinamización de una sociedad local, al hacer uso eficiente de los recursos endógenos, involucrando a la comunidad local, y mejorar la calidad de vida, entre otros aspectos (Marzo-Navarro et al., 2017). Seguramente más indiscutible que en otras actividades, crecer (en turistas, en actividades, en inversiones…) no es desarrollar, en consecuencia, se conciben efectos de diferente índole, ya sea ambientales, culturales, sociales y económicos, de diferente sentido, positivo o negativo, que es importante contemplar y resolver en beneficio del DL. Así también en turismo, situar la acción, ejecutar inversiones, concretar obras y prestar servicios, tampoco es localizar, en la medida que resulten acciones exógenas ajenas e indiferentes a lo local, que es necesidad procesar, asimilar y endogenizar apropiadamente en beneficio del territorio (Mantero, 2004).

2.3. Elementos del desarrollo local

Se distinguen cuatro componentes para avanzar en el DL (Coraggio, 2003). El componente económico da énfasis al trabajo productivo, los ingresos, la satisfacción racional de necesidades legítimas y la suficiencia y calidad de bienes públicos. En segundo lugar, en el campo social, se consideran la integración de condiciones de creciente igualdad, convivencia y justicia social. El componente cultural da prioridad a la pertenencia e identidad histórica, a la integración de las comunidades y a los valores, como la solidaridad. Finalmente, en los aspectos políticos se enfocan a valores de transparencia, legitimidad y responsabilidad de las representaciones, participación directa, responsable e informada de la ciudadanía en las grandes decisiones colectivas y en la gestión pública.

Junto a los componentes, es preciso señalar las condiciones generales para un proceso de éxito de DL que se inicia en los individuos pero que se traslada al grupo y a la sociedad. En primera instancia, se precisa la presencia de un conglomerado humano lo suficientemente dinámico que permita el surgimiento de diversas iniciativas. En ellos influye la aseveración de un tipo de vida y de una identidad social. En tercer lugar, es clave la figura de los centros sociales donde se hace efectivo, (i) por un lado, un trabajo de armonización y de cohesión entre las iniciativas y gestiones locales y (ii), por otro lado, un trabajo similar de articulación del nivel local con otros niveles económicos y administrativos (Barroso González y Flores Ruiz, 2010).

El resultado del análisis de los componentes y las condiciones es identificar las bases en el proceso de DL. En primer lugar, (1) se encuentra la importancia de la movilización y participación de los actores locales, supeditada a la construcción del capital social. (2) A ello se une la actitud proactiva de los gobiernos locales, dado que la gestión pública se compromete a ir más allá de sus tradicionales funciones (Alburquerque, 2003). El liderazgo de los gobiernos locales es fundamental, con el propósito de extender un aprendizaje propositivo y emprendedor, erradicando la cultura arraigada al subsidio y la actitud indiferente de los actores locales. Además de ello, la gestión pública es la llamada a concertar espacios entre los diferentes actores involucrados del desarrollo tales como territoriales e instituciones público-privadas. (3) En consecuencia, si no existiera equipos de liderazgo local, el gobierno local debe asumir el papel de liderazgo y construir los equipos que garanticen el proceso continuo en las actuaciones (Vázquez Barquero, 2007).

Gráfico 1
Bases de sustentación de las iniciativas de desarrollo local

Fuente: Elaboración propia a partir de (Alburquerque, 2003)

(4) El impulso de una cultura emprendedora local es una primera iniciativa que beneficia la cooperación entre el sector público y privado en la planificación del desarrollo. La identificación de componentes culturales y las narrativas tradicionales locales, conforman una información trascendental para comprender las sinergias que se consolidan en el territorio, siendo su conocimiento su principal plus para cualquier estrategia de DL. La identidad regional igual que el capital social, se deben entender como activos intangibles, que se deben generar localmente, a través de diferentes espacios de concertación entre actores para dar solución a sus principales desafíos comunes. Con este hecho, la mencionada participación local facilita la discusión de problemas locales y fomenta a ese proceso la cimentación de identidad territorial compartida (Paredes, 2009).

Lo dicho anteriormente debe materializarse en (5) la construcción de una estrategia territorial de desarrollo local, como se indicó, con la participación de los principales involucrados locales. La estrategia tiene que cumplir el propósito de conducir hacia la mayor utilización de recursos endógenos y al cambio de la matriz productiva local mediante la anexión de innovaciones apoyadas en la calidad y la diferenciación de los productos y procesos productivos, además de la inserción de perfeccionados procesos de gestión y las esenciales adecuaciones sociales e institucionales (Boisier, 2001)

(6) El apoyo a las microempresas y pequeñas empresas locales, la formación de su talento humano en concordancia con los requerimientos de innovación del sistema productivo local es una parte imperante como estrategia de DL. En este sentido, aparece en la oferta territorial de servicios a la producción, la inclusión de la capacitación del talento humano de acuerdo con la demanda existente en los sistemas productivos locales, en referencia a la actualización de las actividades productivas actuales como para la incorporación de nuevas tendencias de actividades que son promisorias en un futuro inmediato (Gallicchio, 2004).

(7) La Coordinación de programas se ve reflejada concertando instrumentos de fomento formalizados, así como recursos de cooperación y de intercambio entre empresas locales, combinando a la vez relaciones de asociatividad y mercado (Alburquerque, 2004).

2.4. Metodología para realizar investigaciones de turismo como estrategia de desarrollo local

El paradigma constructivista es el adoptado con más frecuencia para este tipo de investigaciones. Este modelo define que cada individuo crea su propio punto de vista del mundo basado en experiencias y percepciones. Para llevarlo a cabo, se debe explorar las apreciaciones humanas, valores y creencias, por tanto, la subjetividad es contemplada como parte de la realidad (Soontayatron, 2015).

En referencia al enfoque metodológico, las investigaciones de DL y turismo tienen una orientación predominante cualitativa (Fairer-Wessels, 2017; Hillmer-Pegram, 2016; Butler y Rogerson, 2016). El beneficio de la aplicación de este enfoque de investigación, es obtener una comprensión detallada de individuos y comunidades en su entorno natural (Su et al., 2016). Por otra parte, no se excluye la investigación de carácter cuantitativa, especialmente en el trabajo de campo con la utilización de encuestas-cuestionarios (Rasoolimanesh et al., 2015).

En muchos casos, el diseño metodológico puede ser mixto, integrando información cualitativa y cuantitativa (Su y Wall, 2015; LI et al., 2016). Cuando el marco metodológico es mixto, por lo general, está basado en procesos, en las diferentes etapas de un proceso de investigación (Yeung, 2003), y con diversos métodos de investigación: entrevistas, discusiones informales, revisión y análisis secundario, con la particularidad de valorar el estudio de cómo se forman las redes y cambian en el tiempo, dado que las mismas son intrínsecamente vinculadas al contexto en el que están establecidas. Este tipo de enfoque metodológico de triangulación de los resultados resulta significativo, así como la precisión y transparencia del análisis (Keyim, 2016; Quaranta et al., 2016). 

La investigación etnográfica es muy común. Se realiza con el método de observación participante, principalmente de actividades locales, audiencias públicas, informes de medios de comunicación, y conversaciones con la población local; donde el investigador juega un papel fundamental, se adentra en la comunidad y forma parte de ella, presencia en primera persona los sucesos y el diario de los principales actores del estudio (Lee et al., 2017).

En la utilización de entrevistas, los informantes seleccionados suelen ser elegidos a través de la técnica de muestreo intencional, así, permite seleccionar casos ricos en información estratégica (Kunjuraman y Hussin, 2017; Riddering, 2016; Park y Kim, 2016). Por otro lado, existen otros casos donde utilizaron muestreo aleatorio considerando una población finita y homogénea (Kortoci y Kortoci Kellezi, 2017). En las entrevistas, es habitual utilizar el enfoque de curso de vida, para que los involucrados pudieran detallar los cambios en sus vidas a medida que los experimentan, este enfoque es útil porque habilita un análisis de cómo las experiencias individuales están vinculadas con una mayor dimensión social, económica y cambios políticos (Riddering, 2016). Los datos secundarios no quedan a un lado, destacando: escritos de política, prensa, artículos académicos, datos en internet. Su importancia es que se pueden rastrear los procesos, la historia y el desarrollo (Donner et al., 2017; Kortoci y Kortoci Kellezi, 2017).

2.5. Desarrollo local y turismo: percepción de las comunidades involucradas

En forma genérica se indican dos clasificaciones del desarrollo del turismo como estrategia de DL. Ven (2016) menciona cuatro grupos de actitudes: el “partidario absoluto”, este tiene percepciones positivas y fuerte apoyo; en segundo lugar, se encuentra el “partidario beneficiario”, coincide con el anterior salvo que su participación es relativamente mayor; en tercer lugar, el “simpatizante preocupado”, a diferencia de los anteriores le preocupa que el desarrollo del turismo basado en la comunidad pueda tener un impacto negativo en los activos de medios de vida; y finalmente, el “ambivalente” que puede tener un actitud incierta.

La otra clasificación, Duarte Alonso y  Nyanjom (2017), se centra en el desarrollo de los roles y las percepciones de las partes interesadas sobre el turismo como estrategia de DL,  en ella se  determinaron cuatro grupos clave: los “defensores del turismo”, los “desarrolladores de marca”, que percibieron maneras prácticas de desarrollar el turismo de manera sostenible, incluyendo la creación de eventos y actividades que ayudan a conectar a los visitantes con el entorno donde se encuentran, luego están los “seguidores reacios” y los “residentes conservadores”, su principal dilema es equilibrar el turismo mientras se mantiene una forma de vida tranquila.

En territorios con fases iniciales de desarrollo, la comunidad local no percibe impactos negativos del turismo, al contrario, para ellos traería mejoras en infraestructura, instalaciones públicas, inversiones y empleos a la población (Mastura Jaafar, 2016; Park y Kim, 2016).

Como un elemento clave y diferenciador que menciona la comunidad, es el efecto del aislamiento geográfico, este fenómeno ha favorecido al turismo como estrategia de DL, se ha evidenciado que la población local, está iniciando nuevos negocios turísticos o están diversificando los que ya tenían, demuestran así que este retiro territorial puede coadyuvar al desarrollo, y generar mejores condiciones de respuesta ante la entrada a la región de circuitos turísticos globalizados (Escalera-Reyes y Díaz-Aguilar, 2017).

Hay que tomar en consideración las particularidades de DL en áreas naturales, para una correcta gestión, la comunidad indica que el gobierno juega un papel fundamental en la coordinación, para establecer una capacidad de carga adecuada para las reservas naturales, al tiempo que identifica cualquier nicho de mercado y planifica las atracciones naturales apropiadas para confirmar qué visitante sería adecuado, contemplando una serie de criterios para su visita (Chiu et al., 2016).

La conservación del patrimonio es fundamental en las estrategias de DL, en referencia a este tema, los actores locales mantienen una buena percepción de la importancia de la protección del mismo, lo vinculan a traer oportunidades para desarrollarse. Además de ello, estos esfuerzos servirán para educar a generaciones futuras en la apreciación histórica del patrimonio, que no podría ser reemplazado en otro lugar (Roslan et al., 2017).

El conocimiento de los habitantes sobre su propia comunidad, la motivación, la autoestima, son factores importantes que mejoran la autoeficacia de los colectivos locales, y les permite recibir al visitante con agrado, para de cierta manera compartir con ellos sus conocimientos (Fong et al., 2017).  Por otro lado, incide la apreciación de los jóvenes rurales, por su rol frente al turismo en su comunidad, su interés en tomar al mismo como una opción de medio de vida, la mayoría recibe con agrado el desarrollo y muestra entusiasmo por participar en una variedad de actividades turísticas y por aditamento, se ve reflejado el DL. (Wu, 2016; Kortoci y Kellezi, 2017).

Es importante destacar que los forasteros residentes también aportan al desarrollo del turismo basado en la comunidad (Cáceres-Feria y Ruiz Ballesteros, 2017) lo que ha supuesto un crecimiento del turismo local y la restauración, ha contribuido a disminuir la estacionalidad, los empresarios turísticos locales, en general, aprecian a estos forasteros que han dinamizado el sector, abriéndoles nuevos horizontes de mercado y aumentando sus clientes. Asimismo, no se puede dejar a un lado, que los locales valoran en muchos de ellos la laboriosidad, la formalidad, la amabilidad, la profesionalidad y otros valores clave desde el punto de vista local, vinculados al mundo laboral.

Se ha podido comprobar que lo que más llama la atención del turista es observar a los miembros de la comunidad realizar actividades típicas, les atrae ese empoderamiento de los residentes en la prestación de servicios de apoyo turístico, por ejemplo, en la venta de productos locales o específicamente el hecho de que los residentes brinden su testimonio sobre la forma de vida rural, durante una visita guiada o en formas más informales. Esta interacción residente-huésped ha sido identificada y altamente valorada por los turistas, además de ello, la mayoría de los visitantes compran productos locales, y los respectivos gastos representan una gran proporción de los gastos globales realizados durante la estadía, lo que denota un papel significativo de las compras de productos locales en estimular las economías rurales (Kastenholz et al., 2016).

A pesar de los efectos relativamente positivos, (Wahid et al., 2017) demuestra que una mayor participación pública en el DL, no garantiza necesariamente mejores resultados, el empoderamiento y participación de la comunidad no solo está basado en el capital social, sino una combinación de factores financieros, humanos y culturales. Ahora bien, las comunidades no responden de manera uniforme, las comunidades no son objetos cohesivos, ni instrumentos homogéneos, por lo que es necesario diferenciar la participación o influencia de sus redes de poder y posiciones en diversas constelaciones geográficas, económicas y culturales (Balslev Clausen y Gyimóthy, 2014). Y así se ha evidenciado, cuando el gobierno central ha tratado de promover en las comunidades el desarrollo a través del turismo, con la participación de autoridades de alto nivel, este hecho ha afectado la autonomía local, rechazando o adoptando varios cambios sociales, con una resistencia legítima a las políticas cotidianas y se han esforzado ellos mismos por definir su propio desarrollo de acuerdo con sus propias visiones (Cornet, 2015).

2.6. Desarrollo local y turismo: algunas aplicaciones

Cada vez más, gobiernos nacionales y las agencias de desarrollo internacional están promoviendo el turismo como un medio de desarrollo local y así mitigar la pobreza. Es, por lo tanto, necesario examinar cómo el turismo impacta a la comunidad, para ello se han escogido dos casos de estudios en diferentes espacios territoriales con la finalidad de tener una visión global.

2.6.1. Turismo local inclusivo, desarrollo en Sudáfrica: Evidencia de Dullstroom

Esta investigación (Butler y Rogerson, 2016) se realizó en la localidad de Dullstroom, situada en la provincia de Mpumalanga, en Sudáfrica. Este pequeño pueblo de 5.000 habitantes está solo a dos horas y media en coche de Johannesburgo. El destino cuenta con lugares de pesca de truchas, influye su belleza natural, su flora y fauna, oportunidades para la observación de aves y una variedad de actividades agroturísticas basadas en granjas. Hasta mediados de 1960 el potencial turístico estaba sin desarrollar y lo poco que se generaba era para la gente blanca que monopolizaba la industria turística.  Durante el periodo 2001 - 2012, unos empresarios locales lideraron un movimiento para elevar la popularidad de esta zona como destino turístico direccionándola como un destino inclusivo; se hicieron inversiones principalmente en bares, restaurantes, tiendas y centros de conferencias, además de la creación de una ruta turística. Posteriormente, el gobierno local, consolidó la inclusión de comuneros negros a través de un plan de desarrollo integrado, y ha servido como unas de las principales estrategias económicas de empuje al desarrollo.

Las entrevistas realizadas específicamente a la población negra, revela que el turismo proporciona beneficios económicos y sociales a la comunidad. Económicamente habían ganado posiciones a largo plazo, les ofrece salarios confiables y proporciona mejoras notables en los niveles de vida, además de ello, les permitió comprar vehículos, muebles e incluso propiedades pequeñas, resultados que creían que eran altamente improbables conseguirlos dedicándose a otra labor. En referencia a los beneficios sociales, se incluye el desarrollo de capacidades, empoderamiento, sentimientos de seguridad con respecto al futuro de sus familias. Un aspecto importante, referente al empoderamiento social, se refiere al desarrollo de relaciones entre negros y miembros blancos de la comunidad; podría decirse que estos beneficios se pueden ver como contribuyentes hacia una trayectoria de inclusión a través del desarrollo del turismo en la ciudad. Finalmente, la investigación reveló la realidad del turismo como vehículo para del desarrollo económico, sociocultural, y el empoderamiento de la comunidad.

2.6.2. Turismo comunitario y desarrollo local en la ruta del Spondylus (Ecuador): una combinación posible para enfrentar la pobreza

Este estudio se realizó en 3 comunidades costeras (Palmar, Olón y Dos Mangas)  ubicadas en la ruta del Spondylus en Ecuador (Espinoza García, et al., 2017) se analiza en particular la actuación de las organizaciones de turismo de base comunitaria, entendiendo por aquellas agrupaciones que ofertan un producto o servicio, cuyos beneficios se comparten entre sus miembros y/o comunidad, considerando además que el turismo comunitario implica la comprensión de aspectos determinantes para su incidencia en el DL como son la participación y la autonomía.

En referencia a productos turísticos, la oferta de las comunas estudiadas puede resumirse en un alto valor en los recursos naturales, ubicación geográfica y posicionamiento territorial.

Las comunas de Dos Mangas y Olón, operan bajo la modalidad de un programa estatal denominado “Centro de Turismo Comunitario”, que es una certificación otorgada por el Ministerio de Turismo. Proyectada hasta el año 2019, esta política pública combina varios ejes: inversión estatal, vialidad e infraestructura con la comunidad local, logrando un plus turístico que garantiza beneficios para las organizaciones, mejorando sus ingresos a través de una oferta turística que presta mayor confianza al visitante.

La comuna Palmar, en el devenir de sus operaciones turísticas, ha adquirido experiencia, pero éste valor no es suficiente, no tiene los conocimientos sobre los productos que ofrece, debido a que no cuenta con profesionales especializados, en el mejor de los casos los comuneros han sido capacitados en servicio al cliente y en diseño de productos específicos, como artesanías direccionados en un determinado tipo de visitante.

Las condiciones analizadas de las comunidades de la ruta del Spondylus, nos permiten concluir que es un espejismo pensar que el turismo basado en la comunidad, se pueda desarrollar con los aprendizajes acumulados y voluntad política de sus miembros, se necesita una intervención pública y privada que encuentre en la comunidad potencialidades para su desarrollo y apueste por considerar a este actor (comunidad) como uno más en la cadena de beneficios que se puede ofertar al turismo.

Los casos descritos anteriormente fueron seleccionados intencionalmente, para contrastar dos escenarios con propuestas de turismo como estrategia de DL. En el ejemplo sudafricano se evidenció claramente, beneficio y mejora de la calidad de vida de una parte significativa de los miembros de la comunidad, no solamente en el aspecto económico que es importante, sino fortaleciendo los lazos de la comunidad a través de la inclusión, con un aparataje de políticas estatales, trascendiendo el rol del gobierno y el sector privado. Por lo contrario, en el ejemplo sudamericano sólo 2 comunas están amparadas en un programa estatal de fortalecimiento del turismo, que implica el nexo entre la comunidad y sus visitantes, involucra por lo tanto un sujeto colectivo, una misión socio-cultural, estructuras y prácticas democráticas y solidarias con expresos beneficios locales, donde se evidencia participación y responsabilidad comunitaria.

3. Conclusiones

Esta investigación documental aporta, además de la conceptualización de DL relacionada con el turismo, una sistematización de la percepción de los actores directos en los procesos, se ha contrastado que existen posiciones diferenciadas entre los miembros de las comunidades. A su vez, se han sintetizado las principales metodologías aplicadas en estos estudios, enfatizando que la mayor parte de estudios cuenta con un enfoque mixto, y ese es un valor agregado de este estudio. Por último, se analizan dos casos prácticos con el fin de evidenciar que el turismo, sin unas políticas integradoras y transparentes no puede crear el desarrollo implicando a la comunidad local, la participación de dicha comunidad es la clave para la difusión de beneficios equitativos.

El turismo debe ser entendido como parte del conjunto de actividades productivas que se llevan a cabo en las localidades, llegando a ser un importante factor diversificador, bajo esta premisa, el turismo no se puede convertir en la única fuente de rentas, sino como una actividad complementaria que mejora la calidad de vida a las comunidades locales.

Aún hay diversos temas pendientes, relacionados con el DL y el turismo que serían materia de estudios futuros: la sistematización por continente de las aplicaciones de éxito, qué se podría esperar en términos de visiones futuras si las comunidades apuestan únicamente al turismo como medio de DL. Cuáles serían las políticas estatales que serían apropiadas para posicionar al turismo como principal motor de DL.

Agradecimientos

La investigación que da lugar a este artículo se financia con el proyecto de investigación titulado "Saturación turística en destinos costeros españoles. Estrategias de decrecimiento turístico. Una aproximación desde la dimensión social” (RTI2018-094844-B-C33) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Plan Nacional de I+D+i).

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1. Licenciado en Turismo y Hotelería. Facultad de Ciencias Administrativas. Carrera de Turismo. Universidad Estatal de Bolívar. Email: juantorres_12@hotmail.com

2. Doctor en Geografía.  Instituto  Universitario de Investigación de Inteligencia e Innovación Turística de la  Universidad de Málaga (i3t). Facultad de Turismo. Departamento de Geografía.  Universidad de Málaga. Email: enavarro@uma.es

3. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales. Decano de la Facultad de Turismo. Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación. Universidad de Málaga. Instituto Universitario de Investigación de Inteligencia e Innovación Turística de la Universidad de Málaga (i3t).  Email: guevara@uma.es 


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 40 (Nº 25) Año 2019

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