Vol. 39 (Nº 37) Año 2018 • Pág. 9
Francisco Javier AYVAR-CAMPOS 1; José César Lenin NAVARRO-CHÁVEZ 2; Víctor Manuel GIMÉNEZ-GARCÍA 3
Recibido: 23/03/2018 • Aprobado: 01/05/2018
RESUMEN: En el artículo se estudia la incidencia que tuvieron los factores espaciales en la eficiencia de la dimensión salud del Índice de Desarrollo Humano (IDH) en México, durante el período 1990–2015. Para esto, se instrumentó la metodología del Análisis de la Envolvente de Datos (DEA) y de la Econometría Espacial. Los resultados muestran que la eficiencia de las entidades mexicanas estuvo influenciada por la proximidad geográfica a estados que tuvieron elevados promedio de escolaridad y bajos niveles de deuda. |
ABSTRACT: The article studies the effects of spatial factors on the efficiency of the health dimension of the Human Development Index (HDI) in Mexico, during the period 1990-2015. For this, the methodology of Data Envelopment Analysis (DEA) and Spatial Econometrics is implemented. The results show that the efficiency of the Mexican entities was influenced by the geographical proximity to states that had high average schooling and low debt levels. |
Se concibe al desarrollo humano como el proceso por el cual se expanden las opciones, oportunidades y el bienestar del individuo (McGillivray & White, 1993; Harttgen & Klasen, 2012). En la medición del concepto destaca el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El IDH considera tres dimensiones: el ingreso, la salud y la educación (Alkire, 2002). Debido a sus características técnicas el IDH es el indicador sintético más aplicado en la medición del desarrollo humano y el bienestar social (PNUD, 2017a).
Los indicadores de salud en México, durante el período 1990–2015, tuvieron variaciones positivas que permitieron que el índice de salud del IDH tuviera un crecimiento del 9.5% (INEGI, 2017; Secretaría de Salud, 2017a, 2017b). De las tres dimensiones que componen el IDH, es la dimensión salud la que más incidió positivamente en el comportamiento del IDH nacional, durante el período de estudio (PNUD, 2017b). Sin embargo, el comportamiento de las variables de mortalidad, pobreza e inequidad revelan que aún se requieren mayores esfuerzos en la dimensión salud del desarrollo humano en México (CONEVAL, 2017a, 2017b; Secretaría de Salud, 2017a). La incidencia que tiene la salud en el desarrollo humano es directa, ya que de fortalecer el estado de salud de la población se fomenta el crecimiento económico y el bienestar social (London et al., 2009; Monterubbianesi, 2014).
La presente investigación analiza la incidencia de los factores espaciales en la eficiencia de la dimensión salud del IDH en los 32 estados de México, durante el período 1990–2015. La herramienta que se utilizó para medir la eficiencia técnica fue el Análisis de la Envolvente de Datos (DEA, por sus siglas en inglés). Se considera un Modelo DEA con orientación al output, estructurado bajo rendimientos variables a escala, con la presencia de bad outputs e incluyendo la incidencia de factores no controlables. Se tiene como output a la esperanza de vida al nacer; como bad output la carencia por acceso a los servicios de salud; como inputs controlables la cantidad de médicos y el número de unidades médicas disponibles; y, como input no controlable el coeficiente de Gini. Por otro lado, para determinar la influencia de los factores espaciales sobre los resultados de eficiencia se empleó la Econometría Espacial (EE). Se trabaja un modelo de correlación espacial mediante la aproximación de máxima verosimilitud. Siendo la variable dependiente de este modelo de regresión el promedio de los resultados de eficiencia, y las variables independientes el promedio de deuda pública y el grado promedio de escolaridad, del período 1990–2015.
El artículo se encuentra estructurado en tres apartados, en el primero, se presentan los elementos teórico-metodológicos de los modelos DEA y EE, así como el proceso y definición de las variables para cada uno de ellos. En el segundo apartado, se muestran los resultados de la eficiencia y de la incidencia espacial. Finalmente, se establecen las conclusiones del estudio.
En este apartado se presentan los rasgos teórico-metodológicos del modelo eficiencia, considerando la presencia de bad outputs y la incidencia de factores no controlables. De igual manera, se abordan los elementos teóricos-metodológicos del modelo de econometría espacial, desarrollado a fin de identificar la influencia de los factores espaciales en la eficiencia.
La conceptualización de eficiencia de Farrell (1957), se aplica empíricamente mediante la estimación de fronteras estocásticas y el Análisis de la Envolvente de Datos. DEA es una técnica aplicada en la cuantificación de la eficiencia de agentes homogéneos o Unidades de Toma de Decisión (DMU, por sus siglas en inglés). Partiendo de los inputs y outputs, este método proporciona una clasificación de las DMU, otorgándoles una puntuación de eficiencia relativa. Es así, como aprovechando el know how de las DMU eficientes, realiza un análisis de slacks estableciendo las mejoras que requieren las DMUconsideradas como ineficientes. A su vez, los modelos DEA pueden ser elaborados con Rendimientos Constantes a Escala (CRS, por sus siglas en inglés), Rendimientos Variables a Escala (VRS, por sus siglas en inglés), aditivos y multiplicativos. De igual forma, es factible que tengan dos orientaciones, hacia la combinación optima de inputs o hacia la optimización de la producción de outputs (Cooper et al., 2007). Sin embargo, salidas indeseables (bad outputs) se producen a menudo conjuntamente con resultados deseables (outputs). En este sentido, Pittman (1983) introdujo el tratamiento de los bad outputs dentro de los análisis DEA. El resultado de este nuevo enfoque permite deducir una medida de eficiencia en la cual, con orientación al output, busque maximizar la salida de los good outputs y a la par minimizar los bad outputs (Seiford & Zhu, 2002).
Gran parte de las investigaciones basadas en el DEA se focalizan en el análisis de la gestión de los productores; sin considerar la influencia de los factores exógenos al proceso de producción, pero que inciden en la generación de outputs. La inclusión de estos factores no controlables permite que los resultados de eficiencia muestren si el productor clasificado como ineficiente lo es realmente o si aun haciendo todo lo que está en su mano, hay factores que le imposibilitan lograr la producción que otros si obtienen (Cordero et al., 2005). Recientemente diversos estudios incorporan en las mediciones de eficiencia (DEA) a las variables no controlables, estableciendo así distintas propuestas metodológicas. A fin de simplificar la presentación de estas alternativas metodológicas se han conformado tres categorías, como son (Cordero et al., 2005): a) Modelos de Separación de Frontera, b) Modelos de Una Etapa, y c) Modelos de Varias Etapas. Los Modelos de Varias Etapas, a su vez, se pueden subdividir en dos grupos, que son: a) Modelos de Segunda Etapa, y b) Modelos de Valores Ajustados. Derivándose de estos últimos los Modelos de Tres Etapas, y los Modelos de Cuatro Etapas.
Con la intención de incorporar la incidencia de los factores no controlables en la eficiencia se desarrolló un modelo de cuatro etapas, considerando la presencia de bad outputs. Es así como, partiendo de los postulados de Cordero et al. (2005), el modelo se elaboró de la siguiente manera (Ayvar-Campos et al., 2017):
El output del modelo de eficiencia fue la esperanza de vida al nacer y el bad output la población con carencia de acceso al sistema de salud, la razón de haberlos retomados es por la representatividad teórica que tienen para explicar el bienestar social. La selección de inputs controlables y no controlables se fundamentó, en primera instancia, en las bases teóricas que explican el comportamiento de la dimensión salud del IDH (Kirigia et al., 2004; Nevárez-Sida et al., 2007; Mirzosaid, 2011; De Nicola et al., 2012; Iñiguez et al., 2012; Hadad et al., 2013; Varabyova & Schreyögg, 2013; Asandului et al., 2014; Cheng & Zervopoulos, 2014; Davutyan & Bilsel, 2014; Cordero et al., 2016; Jakovljevic et al., 2016). Debido a las limitaciones de información en las bases estadísticas oficiales del país el número de inputs se redujo. Con los indicadores restantes se aplicó un análisis factorial, para cada tipo de input (controlable y no controlable), empleando como método de extracción los componentes principales. A partir de los resultados de la matriz de componentes se determinó que los inputs controlables del modelo de eficiencia serían los médicos y las unidades médicas disponibles; y el input no controlable sería el coeficiente de Gini (Ver Tabla 1).
Tabla 1
Variables del modelo DEA de cuatro etapas
Variable |
Tipo |
Definición |
Unidad de Medida |
Fuente |
Esperanza de Vida al Nacer |
Output |
Número de años que en promedio se espera que viva una persona después de nacer. |
Años |
Secretaría de Salud (2017 b) |
Carencia de Acceso al Sistema de Salud |
Bad Output |
Población que no cuenta con adscripción o derecho a recibir servicios médicos de alguna institución que los presta, incluyendo el Seguro Popular, las instituciones públicas de seguridad social (IMSS, ISSSTE federal o estatal, Pemex, Ejército o Marina) o los servicios médicos privados. |
Personas |
CONEVAL (2017a) |
Médicos |
Input Controlable |
Médicos disponibles en instituciones públicas de salud en contacto con el paciente. |
Personas |
INEGI (2017) |
Unidades Medicas |
Input Controlable |
Unidades médicas disponibles de cada institución pública de salud (IMSS, ISSSTE federal o estatal, Pemex, Ejército o Marina). |
Establecimientos |
Secretaria de Salud (2017a) |
Coeficiente de Gini |
Input No Controlable |
Mide la desigualdad económica de una sociedad, mediante la exploración del nivel de concentración que existe en la distribución de los ingresos entre la población. El coeficiente de Gini toma valores entre 0 y 1; un valor que tiende a 1 refleja mayor desigualdad en la distribución del ingreso. Por el contrario, si el valor tiende a cero, existen mayores condiciones de equidad en la distribución del ingreso. |
Coeficiente |
CONEVAL (2017b) |
Fuente: Elaboración propia.
El desarrollo de la ciencia regional planteó la necesidad de diferenciar la economía tradicional de la economía espacial o regional, así como también de disociar los instrumentos que se utilizan para tal fin. Este proceso de distinción ha sido permanente, ya que desde sus orígenes el análisis regional destaca la importancia de establecer marcos analíticos regionales integrados que permitan sintetizar las diferentes herramientas y técnicas vinculadas a subsistemas regionales bajo un mismo marco teórico (Isard, 1960; Meyer, 1965). En esta evolución se han elaborado diversos trabajos que estiman y evalúan a la región bajo modelos econométricos (econometría espacial multirregional y modelos de econometría e insumo producto). La Econometría Espacial (EE) se presenta así como una opción a la econometría estándar para tratar con datos referenciados espacialmente y contrastar fenómenos económicos (Paelinck & Klaassen, 1979). De esta forma, y de acuerdo con Anselin (1988) la EE es “la colección de técnicas que tratan con las peculiaridades causadas por el espacio en el análisis estadístico de los modelos de la ciencia regional” (Moreno y Vayá, 2002, p. 2).
La EE reconoce dos tipos de efectos espaciales: la heterogeneidad y la dependencia espacial (Anselin & Florax, 1995). El primer efecto aparece cuando se utilizan datos de unidades espaciales muy distintas para explicar un mismo fenómeno. En este caso, aparecen problemas como la heterocedasticidad o la inestabilidad estructural, los cuales pueden ser resueltos mediante las técnicas econométricas existentes para series temporales. Por otro lado, la dependencia o autocorrelación espacial surge siempre que el valor de una variable en un lugar del espacio está relacionado con su valor en otro u otros lugares del espacio. La dependencia espacial no puede ser tratada con econometría estándar, debido a la multidireccionalidad que denomina las relaciones de interdependencia entre unidades espaciales, por lo que se utiliza la EE (Moreno y Vayá, 2000, 2002).
Tabla 2
Variables del modelo de econometría espacial
Variable |
Tipo |
Definición |
Unidad de Medida |
Fuente |
Eficiencia de la dimensión salud |
Variable Dependiente |
Promedio de los resultados de eficiencia técnica de gestión en la generación de bienestar en salud y reducción de la inequidad, del período 1990–2015. |
Score |
Tabla 3A. |
Deuda |
Variable Independiente |
Promedio del total de endeudamiento de las entidades federativas de México, constituida todas las obligaciones insolutas del sector público, contraídas en forma directa o a través de sus agentes financieros, del período 1990–2015. |
Millones de Pesos Corrientes |
SHCP (2017). |
Grado Promedio de Escolaridad |
Variable Independiente |
Promedio del número promedio de grados escolares aprobados por la población de 15 años y más, del período 1990–2015. |
Años |
SEP (2017). |
Fuente: Elaboración propia.
En este apartado se muestran los resultados obtenidos de los modelos DEA y EE. Para tal fin, en primera instancia se analizan los resultados de eficiencia, y posteriormente se exponen los resultados del modelo espacial.
Los estados considerados como eficientes durante el período 1990-2015, en la utilización de sus recursos (médicos y unidades médicas disponibles) para generar bienestar en salud (esperanza de vida al nacer) y reducir la inequidad (carencia de acceso al sistema de salud), sustrayendo la incidencia de los factores no controlables (coeficiente de Gini), fueron Baja California Sur, Quintana Roo y Colima. Mientras que en algunos años se destacaron por ser eficientes Aguascalientes, Baja California Norte, Distrito Federal y Yucatán. Por otro lado, las entidades más ineficientes durante el período analizado fueron Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Oaxaca y Veracruz. Ello implica que estos estados no utilizaron de manera eficiente sus recursos en el período estudiado, para generar bienestar en salud y reducir la inequidad (Ver Tabla 3).
Tabla 3
Resultado del modelo DEA de cuatro etapas
Entidad |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
Promedio |
Aguascalientes |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
0.999 |
0.996 |
0.995 |
0.998 |
Baja California |
1.000 |
0.958 |
0.970 |
0.973 |
0.969 |
0.973 |
0.974 |
Baja California Sur |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
Campeche |
0.981 |
0.986 |
0.986 |
0.986 |
0.987 |
0.987 |
0.985 |
Chiapas |
0.915 |
0.930 |
0.939 |
0.944 |
0.951 |
0.951 |
0.938 |
Chihuahua |
0.932 |
0.954 |
0.960 |
0.960 |
0.907 |
0.957 |
0.945 |
Coahuila |
0.973 |
0.987 |
0.992 |
0.992 |
0.983 |
0.992 |
0.986 |
Colima |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
0.999 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
Distrito Federal |
1.000 |
0.992 |
0.988 |
0.992 |
0.996 |
0.994 |
0.993 |
Durango |
0.979 |
0.989 |
0.994 |
0.994 |
0.977 |
0.994 |
0.988 |
Guanajuato |
0.965 |
0.976 |
0.979 |
0.979 |
0.982 |
0.989 |
0.978 |
Guerrero |
0.943 |
0.942 |
0.942 |
0.944 |
0.947 |
0.954 |
0.945 |
Hidalgo |
0.960 |
0.962 |
0.966 |
0.968 |
0.971 |
0.974 |
0.967 |
Jalisco |
0.976 |
0.976 |
0.977 |
0.979 |
0.984 |
0.988 |
0.980 |
México |
0.961 |
0.971 |
0.974 |
0.975 |
0.981 |
0.985 |
0.974 |
Michoacán |
0.966 |
0.969 |
0.970 |
0.970 |
0.972 |
0.980 |
0.971 |
Morelos |
0.984 |
0.985 |
0.988 |
0.991 |
0.987 |
0.994 |
0.988 |
Nayarit |
1.000 |
0.991 |
0.988 |
0.987 |
0.976 |
0.986 |
0.988 |
Nuevo León |
0.996 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
1.000 |
0.999 |
Oaxaca |
0.919 |
0.931 |
0.938 |
0.942 |
0.945 |
0.954 |
0.938 |
Puebla |
0.954 |
0.958 |
0.960 |
0.963 |
0.972 |
0.973 |
0.963 |
Querétaro |
0.973 |
0.975 |
0.984 |
0.986 |
0.986 |
0.989 |
0.982 |
Quintana Roo |
0.988 |
0.987 |
0.990 |
0.992 |
0.993 |
0.992 |
0.990 |
San Luis Potosí |
0.962 |
0.967 |
0.972 |
0.973 |
0.972 |
0.980 |
0.971 |
Sinaloa |
1.000 |
0.991 |
0.993 |
0.994 |
0.977 |
0.988 |
0.990 |
Sonora |
0.963 |
0.972 |
0.981 |
0.986 |
0.986 |
0.987 |
0.979 |
Tabasco |
0.975 |
0.971 |
0.973 |
0.973 |
0.974 |
0.981 |
0.974 |
Tamaulipas |
0.978 |
0.990 |
0.992 |
0.992 |
0.987 |
0.992 |
0.989 |
Tlaxcala |
0.973 |
0.974 |
0.980 |
0.985 |
0.984 |
0.992 |
0.981 |
Veracruz |
0.958 |
0.956 |
0.953 |
0.955 |
0.963 |
0.968 |
0.959 |
Yucatán |
1.000 |
0.988 |
0.985 |
0.987 |
0.990 |
0.988 |
0.990 |
Zacatecas |
0.975 |
0.977 |
0.983 |
0.987 |
0.982 |
0.986 |
0.982 |
Nacional |
0.973 |
0.975 |
0.978 |
0.980 |
0.977 |
0.983 |
0.977 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2017a, 2017b),
CONEVAL (2017a, 2017b), e INEGI (2017); y, utilizando los programas SPSS, Eviews y MaxDea.
El AEDE de contraste global permitió identificar la existencia de una autocorrelación espacial positiva en la variable dependiente, con una I de Moran de 0.7170. Estos resultados ponen de manifiesto que la evolución de la distribución de la eficiencia en salud se ha producido de forma agrupada en el espacio. Lo que implica que los estados con valores de eficiencia relativamente altos/bajos tienden a estar rodeados de entidades con valores de eficiencia similares. Es decir, los resultados de eficiencia no son observaciones independientes, sino que están influenciadas por el espacio (Ver Figura 1). Por su parte el AEDE de contraste local (LISA) identifica la existencia de un clúster regional significativo de valores altos de eficiencia en salud entre Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas y Coahuila, así como entre Quintana Roo y Yucatán; y de valores bajos de eficiencia entre Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz (Ver Figura 2). Asociaciones espaciales que corresponden con el desempeño de sus indicadores socioeconómicos y de sus niveles de bienestar social (CONEVAL, 2017a, 2017b; INEGI, 2017; PNUD, 2017b; Secretaría de Salud, 2017a, 2017b; SEP, 2017; SHCP, 2017).
Figura 1
Diagrama de dispersión de moran y mapas de eficiencia 1990–2015
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2017a, 2017b),
CONEVAL (2017a, 2017b), INEGI (2017), SEP (2017) y SHCP (2017); y, utilizando el programa GeoDa.
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Figura 2
Mapas Lisa de agrupamiento de la eficiencia 1990–2015
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2017a, 2017b),
CONEVAL (2017a, 2017b), INEGI (2017), SEP (2017) y SHCP (2017); y, utilizando el programa GeoDa.
Una vez detectada la existencia de autocorrelación espacial fue necesario realizar la estimación de MCO del modelo y analizar la existencia de efectos espaciales. De esta forma, en la Tabla 4 es posible observar que los resultados del modelo de regresión espacial con MCO muestran que existe una correlación espacial positiva entre la variable dependiente (eficiencia en salud) y las variables independientes (niveles de deuda pública y grado promedio de escolaridad) con una I de Moran de 2.5981, y una probabilidad de 0.0937. Conviene subrayar que el ajuste del modelo MCO es alto ya que: las variables explicativas son significativas, se puede aceptar la hipótesis de homocedasticidad y de normalidad, y no existen problemas de multicolinealidad. Así mismo, los resultados del test Lagrange Multiplier (error) son mayores que el de Lagrange Multiplier (lag) en las diferentes especificaciones, lo que siguiere que el modelo debe reespecificarse incluyendo un retardo espacial en el error. Esto se debe a la posible omisión de variables no cruciales para el modelo pero que podrían encontrarse correlacionadas espacialmente con la variable dependiente.
Tabla 4
Modelo espacial con mínimos cuadrados ordinarios
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2017a, 2017b),
CONEVAL (2017a, 2017b), INEGI (2017), SEP (2017) y SHCP (2017); y, utilizando el programa GeoDa.
La estimación del modelo espacial con retardo en el error se efectuó mediante la aproximación de Máxima Verosimilitud (MV). En la Tabla 5 del anexo se observa que bajo este esquema se obtiene un modelo econométrico con una R cuadrada de 0.700594; un test de Breusch-Pagan de 0.0088 con una probabilidad de 0.9956; y, un test de Lakelihood Ratio de 4.2313 con una probabilidad de 0.03969. Datos que dan cuenta de la viabilidad estadística del modelo espacial, y que prueban la relación de dependencia espacial entre la variable dependiente y las independientes. Es a partir de estos resultados, que se argumenta que el uso eficiente de los recursos de los estados mexicanos durante el período 1990–2015, para generar bienestar en salud y a la par reducir la inequidad, restando la incidencia de factores no controlables, estuvo influenciado por la proximidad geográfica a entidades con altos grados promedio de escolaridad y bajos niveles de deuda. Lo que implica que la eficiencia depende tanto de la gestión de los recursos como de factores espaciales, argumento que concuerda con los postulados de Schaffer et al. (2011), Liu et al. (2014), Sun et al. (2014), Adetutu et al. (2015), Guan y Xu (2016), y Vidoli y Canello (2016).
Tabla 5
Modelo espacial bajo máximo verosímil residual
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Secretaría de Salud (2017a, 2017b),
CONEVAL (2017a, 2017b), INEGI (2017), SEP (2017) y SHCP (2017); y utilizando el programa GeoDa.
La presente investigación constituye un aporte empírico al análisis de los determinantes espaciales de la eficiencia en la generación de bienestar en salud y en la reducción de la inequidad en al acceso al servicio de salud. El objetivo fue determinar la incidencia de los factores espaciales en la eficiencia de la dimensión salud del IDH en México, durante el período 1990–2015. Para esto, se consideraron los postulados teórico–metodológicos de los Modelos de Cuatro Etapas del DEA con la presencia de bad outputs y de autocorrelación espacial de los modelos de EE.
El Modelo del DEA de Cuatro Etapas fue diseñado con orientación al output, estructurado bajo rendimientos variables, con la existencia de bad outputs y la incidencia de factores no controlables. Se tiene entonces como output la esperanza de vida al nacer; como bad output la carencia de acceso a los servicios de salud; como inputs controlables la cantidad de médicos y el número de unidades médicas disponibles; y, como input no controlable el coeficiente de Gini. La finalidad de este modelo fue la de obtener una medida de eficiencia técnica de gestión que refleje el uso eficiente de los recursos en la generación de bienestar en salud y en la reducción de la inequidad.
Para identificar la incidencia de los factores espaciales sobre los niveles de eficiencia se elaboró un modelo de correlación espacial. Este modelo partió del establecimiento de una matriz de pesos, basada en una contigüidad tipo Queen y de primer orden; de la definición del operador del retardo espacial; de la aplicación del AEDE; de la elaboración del modelo de MCO; y de la aplicación del modelo MV. La variable dependiente del modelo de EE fue el valor promedio de los resultados de eficiencia del modelo DEA; y, las variables independientes fueron el promedio de deuda pública y el grado promedio de escolaridad del período 1990–2015.
Los resultados obtenidos del modelo DEA muestran que durante el período 1990–2015 los estados de Baja California Sur, de Quintana Roo y de Colima tuvieron los mayores niveles de eficiencia. Es decir, fueron las entidades que hicieron el mejor uso de sus recursos (médicos y unidades médicas disponibles) para generar bienestar en salud (esperanza de vida al nacer) y reducir la inequidad (carencia de acceso al servicio de salud), sustrayendo la incidencia de los factores no controlables (coeficiente de Gini). Resultados que dejan ver que los estados que más percibieron recursos en la dimensión salud del IDH (Distrito Federal, el Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León, Puebla, Baja California, Tamaulipas y Veracruz) no siempre fueron los más eficientes.
En los resultados del modelo de EE se observa que el uso eficiente de los recursos de los estados mexicanos durante el período 1990–2015, para generar bienestar en salud y a la par reducir la inequidad, restando la incidencia de factores no controlables, estuvo influenciada por la proximidad geográfica a entidades con altos grados promedio de escolaridad y bajos niveles de deuda. Esta información hace evidente la necesidad de una gestión más adecuada de los recursos; y que el desempeño adecuado en áreas económicas y sociales ajenas a las variables propias de la dimensión salud del IDH en los estados vecinos favorecen la eficiencia. Lo que implica el desarrollo de políticas públicas focalizadas por entidad federativa que fomenten el uso eficiente de los recursos, y la generación de clústeres espaciales que fortalezcan el bienestar social.
Adetutu, M., Glass, A. J., Kenjegalieva, K., & Sickles, R. C. (2015). The effects of efficiency and TFP growth on pollution in Europe: a multistage spatial analysis. Journal of Productivity Analysis, 43(3), 307–326. http://doi.org/10.1007/s11123-014-0426-7
Alkire, S. (2002). Dimensions of human development. World Development, 30(2), 181–205. http://doi.org/10.1016/S0305-750X(01)00109-7
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1. Profesor-Investigador. Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Doctor en Ciencias del Desarrollo Regional por la UMSNH. fayvar@umich.mx
2. Profesor-Investigador. Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Doctor en Ciencias del Desarrollo Regional por la UMSNH. cesar126@hotmail.com
3. Profesor-Investigador. Departamento de Empresa. Universidad Autónoma de Barcelona. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la UAB. victor.gimenez@uab.cat