Espacios. Vol. 35 (Nº 1-Especial) Año 2014. Pág. 3 |
Patrimonio y Petróleo en Venezuela: articulación del modelo petrolero con una economía residencial y turística en Ciudad BolívarHeritage and Oil in Venezuela: Articulating an Oil model with a residential and tourist economy in Ciudad BolivarDidier RAMOUSSE 1 y Elodie SALIN 2 Este artículo es un producto del trabajo realizado en el marco de los proyectos PREFALC «Turismo, Ambiente, Desarrollo» (2008-2012) y ECOS / Fonacit «Petróleo, tejido productivo y turismo en la cuenca del Orinoco. ¿Que opción para el desarrollo sostenible de los territorios?» (2010-2013). |
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IntroducciónVenezuela, esencialmente identificada como país petrolero, se caracteriza también por una biodiversidad excepcional y alguna que otra herencia arquitectural de las épocas colonial y primeros años de vida republicana, como en el caso de Ciudad Bolívar - una de las puertas de acceso a las áreas naturales protegidas de la Guayana venezolana. Pero la valorización de este patrimonio es modesta respecto a otros países de América Latina : la economía y la cultura del petróleo han generado en Venezuela una urbanización acelerada y cambios radicales en los modos de vida, que contribuyeron a la desvalorización de las culturas «criollas» y de sus producciones materiales (Quintero, 1985). El modelo turístico dominante, asociado a un semblante de civilización « gringa » en el marco del subdesarrollo, corresponde a un turismo nacional en lugares estandardizados como la isla de Margarita. Por otro lado, en un país rentista donde la explotación petrolera genera ingresos cien veces más importantes que el turismo, la sobrevaluación de la moneda, los conflictos de uso con las actividades extractivas, la desarticulación del tejido productivo, la inseguridad resultando de tanta riqueza patente y tan mal distribuida, la ausencia de una cultura de servicio a las personas, no constituyen un ambiente propicio para un turismo sustentable. Dentro de este contexto, nuestro propósito se focaliza sobre las posibilidades de conversión de Ciudad Bolívar en un lugar turístico a través de la activación de sus recursos patrimoniales y de la consolidación de una economía residencial (Davezies, 2009), frente a las perspectivas de desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO). Desde hace diez años el proceso de inscripción de Ciudad Bolívar como patrimonio mundial queda estancado en la lista indicativa de la UNESCO, y esta ciudad no deja de ser nada más que una etapa hacia los destinos turísticos finales de la Gran Sabana. Después de haber establecido un diagnóstico del patrimonio urbano de Ciudad Bolívar (Municipio Heres), se trata de analizar los factores internos/externos que obstaculizan el proceso de patrimonialización e impiden la culminación de su candidatura. La pertinencia de la categoría de paisaje cultural aplicada a Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco será discutida a través del análisis de las modalidades de selección de los bienes postulando a la lista del patrimonio mundial, a la luz de una reflexión sobre los criterios de universalidad y su articulación con los valores locales. Paisaje cultural amenazado por varios problemas de gestión urbana y por los impactos del desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco, esta ciudad histórica en decadencia enfrenta el desafío de apoyarse sobre una apropiación colectiva de su patrimonio y una toma de conciencia de su valor para orientarse hacia un desarrollo urbano sostenible. 1. Hacia un enfoque inclusivo del patrimonio urbano de Ciudad Bolívar.La noción de patrimonio urbano abarca los edificios monumentales y la arquitectura común que los rodea. « Lejos de ser la suma de distintos monumentos considerados de manera aislada, el conjunto urbano es una trama apretada compuesta por edificios menores y mayores, que se explican y se complementan unos por los otros…Es el conjunto que tiene un gran valor por su coherencia basada en la regla común que rige la edificación y determina tanto la implantación como el tamaño… » (Vernières et al., 2012, p. 25). Elementos naturales confieren al paisaje urbano unas características particulares que son objeto de una atención creciente en los enfoques patrimoniales, porque eso revela las interacciones entre las sociedades humanas y su medio natural. Establecida sobre un cerro rocoso que domina el Orinoco, Ciudad Bolívar es indisociable de la naturaleza tropical, de las historias y las leyendas que el río arrastra. Pero el centro histórico no fue objeto de una valorización integral de su patrimonio, excepto algunos museos y edificios coloniales transformados en posadas. El patrimonio de Ciudad Bolívar es en gran medida un patrimonio durmiente, mientras que la municipalidad no está en capacidad de resolver varios problemas y deja inactivo este recurso territorial, en vez de convertirlo en un instrumento de desarrollo económico y social. Varias dimensiones pueden ser identificadas en el patrimonio urbano: natural, cultural, social y económica (Vernières et al., 2012). Todos los elementos patrimoniales que corresponden a estas dimensiones son interdependientes y constituyen unos recursos potenciales inherentes al territorio donde están anclados, hasta el momento en que pueden ser activados para convertirse en una fuente de ingresos con valor agregado, gracias a una toma de conciencia colectiva de su valor y a la movilización de los actores en función de una demanda. La calificación de los bienes y servicios generados en estas condiciones apunta al reconocimiento de su valor patrimonial por los visitantes o los consumidores, sin que este valor sea fungible en un intercambio de tipo comercial (Landel, Senil, 2009). 1.1. Un patrimonio natural relacionado con el genio del lugar.Después de haber sido desplazada en varias oportunidades, la ciudad de Santo Tomé fue establecida de manera definitiva en 1764 en un sitio donde el curso del río Orinoco es el más estrecho. Conocida desde entonces bajo el nombre de Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco, la ciudad tomará en 1846 el nombre de Ciudad Bolívar en honor del Libertador. A través de sus distintas denominaciones lleva el sello de su implantación geográfica y de su historia, pero lo más asombroso es como los habitantes se apropiaron los elementos de su ambiente natural, adaptando sus construcciones al dédalo de rocas del barrio del Zanjón, u orientando la mirada hacia el Orinoco y la piedra del medio (« orinocometro ») para medir las variaciones del nivel del río que marca el ritma de su vida en función de las crecidas y las aguas bajas que se repiten cada año. El entorno natural ha contribuido a forjar la identidad local e influye sobre el genio de los lugares, que resulta de un incesante vaivén entre los procesos naturales y su explicación mitológica o simbólica, como lo atestigua la leyenda transmitida por los indígenas según la cual las crecidas del Orinoco se explican por la presencia de una serpiente de siete cabezas que aspira grandes cantidades de agua para arrojarlas después por la boca. Otras especies animales, reales de verdad, constituyen un patrimonio amenazado (tonina) o en vía de extinción (cocodrilo del Orinoco, manatí). El jardín botánico, donde se conservan muchas especies de árboles y plantas de la flora guayanesa, al igual que las lagunas del Medio y los Francos que deben considerarse como parte del patrimonio urbano en la medida qué estos lugares están incorporados a algunas actividades de la población local (paseo, pesca), a pesar del descuido y la inseguridad imperante en estos parajes. Patrimonio urbano de Ciudad Bolívar
1.2. Un patrimonio arquitectónico y cultural en evolución.Antes de la llegada de los Españoles, varios grupos indígenas ocupaban las orillas del río Orinoco como lo atestiguan muchos petroglifos y yacimientos arqueológicos. Después, durante el periodo colonial, Santo Tomás fue un puesto de defensa avanzado sobre el río con obras de fortificación militar, de las cuales quedan algunos vestigios remodelados más tarde (fortín El Zamuro). Las primeras construcciones civiles se organizan alrededor de la catedral, donde se encuentran edificios históricos como la casa del Congreso de Angostura en la cual fue proclamada en 1819 la Constitución de la Gran Colombia (nombre dado en historiografía a este efímero Estado para no confundirlo con la actual Colombia), el Palacio del Gobernador, la casa del Correo del Orinoco (periódico fundado por Simón Bolívar para la difusión de las ideas independistas). Otros edificios públicos, casas de comercio y casas de familias, construidas durante la época republicana, completan la conformación del casco histórico donde se combinan diversos estilos arquitecturales: el estilo español con azoteas y patios prevalece en la parte alta de la ciudad, mientras que las construcciones de la parte baja son de estilo antillano, como las antiguas casas de comercio con columnas y galerías establecidas en el Paseo Orinoco, cuya presencia recuerda la actividad del puerto fluvial cuando los buques de vapor y las goletas venían para embarcar sus cargas de caucho, quina, sarrapia, oro u diamantes. Según el cronista local oficial, Américo Fernández 3, Ciudad Bolívar ha conservado todas las huellas de este pasado hasta la mitad del siglo XX, cuando se abre un periodo de decadencia que coincide con la aparición de Ciudad Guayana, la nueva ciudad del hierro y el acero, unos cien kilómetros río abajo en la confluencia del Orinoco y el Caroni. Muchas casas del centro histórico, abandonadas por sus dueños y habitantes, caen en ruinas, han sido remodeladas o derrumbadas para ser sustituidas por construcciones modernas. Pero, al mismo tiempo, el patrimonio cultural de Ciudad Bolívar se enriqueció durante la segunda mitad del siglo XX con el aporte de artistas contemporáneos entre los cuales emergen algunas figuras de proa como Jesús Soto, maestro del arte cinético que legó a su ciudad de nacimiento varias obras reunidas en un Museo de Arte Moderno, cuyo diseño fue realizado por su amigo Carlos Raúl Villanueva, pionero y mayor representante de la arquitectura moderna en Venezuela. Hoy en día pintores, escultores o artistas plásticos siguen dejando su huella en la ciudad como testimonio para las generaciones futuras. 1.3. Identificación del patrimonio urbano a través de su dimensión social y humana.Como construcción intelectual correspondiendo a un sistema de representaciones que cambian según las épocas y los grupos sociales, el patrimonio urbano puede resultar de dos procesos de identificación que tienden a coincidir: por designación, como solía ocurrir en el pasado con los bienes que figuran en la lista del patrimonio mundial, o / y, cada vez más, por apropiación colectiva con un riesgo de confiscación por un grupo social en particular (Vernières et al., 2012). En Ciudad Bolívar no se dio por completo, hasta la fecha, ninguna de las dos formas de identificación. Es cierto que la ciudad conserva en su seno un núcleo social constituido por miembros de las élites tradicionales y gente nostálgica de un pasado más reluciente, apegadas a su historia y a su patrimonio, pero con el transcurso de los años muchos de ellos han desaparecido o se han marchado del centro. Varios indicios, como la degradación de casas que se volvieron inhabitables o el uso de antiguos edificios para nuevas funciones administrativas, corroboran la idea según la cual el casco histórico va perdiendo habitantes, mientras que nuevos ocupantes, en particular comerciantes árabes, han transformado en bazares las casas de comercio del Paseo Orinoco. Sin embargo, el arraigamiento de poblaciones humildes corresponde a una realidad en algunos barrios del centro como El Zanjón, cuyos primeros habitantes participaron a la construcción del casco histórico. La ciudad cuenta con muchas fundaciones o círculos culturales para música, danza, teatro, artes plásticos, poesía… que manifiestan la existencia de una cultura popular viviente y proteiforme, pero la movilización ciudadana a favor de la conservación del patrimonio arquitectural urbano no fue muy activa hasta un recién intento para promover de nuevo la candidatura de Ciudad Bolívar como patrimonio mundial. Cuando surge una iniciativa de este tipo, no está fuera del alcance de una recuperación política, como pasa actualmente a través de la acción de los consejos comunales instalados bajo la presidencia de Hugo Chávez, que se sustituyeron a las asociaciones de vecinos. Todavía en la espera de una unión de las fuerzas vivas de la sociedad civil local, al lado de los poderes públicos, para impulsar una rehabilitación del casco histórico, éste sigue deteriorándose con edificios amenazados de ruina, baldíos y servicios urbanos deficientes. 1.4. Patrimonio y desarrollo urbano en busca de sustentabilidad económica.Se trata aquí de tomar en cuenta no solamente el valor simbólico del patrimonio urbano, sino también su valor de uso en función de los servicios que pueden ser contabilizados en términos monetarios. Esta dimensión económica contempla tanto los activos físicos constituidos por los inmuebles, las infraestructuras, los equipos colectivos y los negocios, como los flujos de servicios remunerados que se relacionan con las actividades generadas por las estructuras productivas, incluyendo los activos culturales que originan ingresos (Throsby, 2012; Vernières et al., 2012). Si los edificios clasificados benefician de un buen mantenimiento, especialmente los lugares históricos situados cerca de la catedral, muchas casas antiguas del centro están en mal estado. La degradación del patrimonio natural se manifiesta por la contaminación de las lagunas y del río, donde llegan las aguas negras en ausencia de plantas de tratamiento, mientras que el jardín botánico registra inundaciones frecuentes a causa de un sistema de drenaje insuficiente cuando ocurren fuertes lluvias. De una manera general, las redes de infraestructuras y los servicios públicos (agua, saneamiento, recolección de desechos, distribución de electricidad, transportes urbanos) presentan deficiencias, aumentadas por los problemas derivados de la inseguridad. Las actividades terciarias son ampliamente mayoritarias en Ciudad Bolívar, con funciones administrativas vinculadas al estatuto de capital del Edo Bolívar y funciones universitarias (cerca de 40 000 estudiantes inscritos en 14 instituciones de enseñanza superior). Los comercios tradicional e informal tienden a concentrarse al pie del centro histórico, a lo largo del Paseo Orinoco y en las calles adyacentes. Sin embargo, hacia la parte alta de la ciudad, las tiendas y los talleres artesanales dejan paso a los edificios administrativos de la Municipalidad y de la Gobernación. Durante los últimos años, la instalación de servicios administrativos en algunos edificios del casco histórico se dio muchas veces a expensas de sus funciones culturales, por ejemplo cuando el Centro de Artes y otros edificios del cuadrilátero clasificado fueron transformados en dependencias administrativas. El centro se convierte por eso en una zona muerta después del cierre de las oficinas, abandonado incluso por los escasos turistas al anochecer. Las posadas del casco histórico a penas representan un 1/10e de la capacidad de hospedaje de Ciudad Bolívar estimada a 1335 camas comerciales, para estadías de una duración promedia de dos días. Como la gratuidad es la norma en los museos y los otros sitios públicos de interés cultural, la valorización económica del patrimonio queda poco significante. Al cabo de este enfoque multidimensional e inclusivo del patrimonio urbano de Ciudad Bolívar, resulta claro que está experimentando un proceso de degradación. El problema que está planteado se relaciona con la determinación del umbral por debajo del cual su depreciación podría ser irreversible y su transmisión a las generaciones futuras ilusoria. 2. Peripecias y obstáculos en el proceso de patrimonialización de Ciudad Bolívar.Las vicisitudes del proceso de patrimonialización del centro histórico de Ciudad Bolívar ponen de manifiesto los desajustes existiendo en los niveles político, económico y cultural, que impidieron una apropiación colectiva de este patrimonio para definir las necesidades del presente y del futuro a partir de una reconstrucción del pasado, aprovechando los recursos patrimoniales como un instrumento al servicio de una recalificación de los lugares, con la posibilidad de incorporar valor agregado a los productos y a los servicios asociados. 2.1. Reseña histórica de los intentos de patrimonialización en Ciudad Bolívar.Algunos inmuebles de valor histórico ya habían sido declarados monumentos nacionales, cuando la Asamblea Legislativa del Edo Bolivar manifestó en 1975 su preocupación por la conservación del patrimonio con la creación del Instituto para el Rescate, la Conservación del Patrimonio Histórico y el Desarrollo Cultural del Edo Bolívar (Ircopahidec). El poder central fue solicitado por el Gobernador Roberto Arreaza para asumir su parte de responsabilidad frente a la amplitud del proyecto de rehabilitación del casco histórico de Ciudad Bolívar, que fue declarado patrimonio regional (decreto n°134, 8/4/76) y monumento histórico nacional (Gaceta oficial n°31 017, 7/7/76). Diez años después, en 1986, la Gobernación del Edo Bolívar firmó un convenio con el Instituto de Cooperación Iberoamericana que había expresado su interés para intervenir a favor de la rehabilitación de varios centros históricos con motivo del quinto centenario del descubrimiento de las Américas. El diagnóstico realizado en esta oportunidad identificó en el casco histórico 1 208 inmuebles, entre los cuales 16% de edificios intactos, 33% con unas alteraciones importantes y 51% sustituidos por construcciones más recientes. Una revitalización integral de este conjunto empezó en relación con la creación de una Oficina Técnica del Centro Histórico y la adopción de reglamentos para su protección por la Municipalidad de Heres. Esta política fue financiada por la cooperación española que inyectó más de dos millones de Euros en la operación de rehabilitación hasta 1995. Entre las obras iniciadas en esta época se destacan el rescate del Mirador y de los edificios con galerías en el Paseo Orinoco, así como el proyecto de transformación del Zanjón en parque urbano con un programa de casas sociales para realojar las familias que vivían en condiciones precarias. Créditos preferenciales fueron también negociados con el INAVI (Instituto Nacional de la Vivienda) para que los residentes pudieran restaurar sus casas en el casco histórico (Cerrillos, 1989). Si el proceso de revitalización del centro histórico arrancó sobre estas bases, no pudo ser llevado a cabo porque disensiones surgieron entre los distintos socios a raíz de una falta de continuidad en la gestión administrativa del programa de rehabilitación. El apoyo político otorgado por el Gobernador Andrés Velásquez a algunos arquitectos de tendencia modernista, quienes preconizaban una arquitectura de contraste, determino el prematuro fin de la cooperación española y la suspensión de los financiamientos. Por otra parte, la disolución de la Oficina Técnica del Centro Histórico dio paso a iniciativas que han aprovechado las demoliciones de casas y los baldíos para construir edificios en ruptura con la arquitectura tradicional, por ejemplo el teatro de siete pisos que queda sin acabar al lado del antiguo Centro de Artes de la Plaza Miranda. Eso fue también facilitado por las lagunas de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (Gaceta Oficial n° Ext 4 623, 3/9/ 1993), cuya promulgación ha coincidido con la creación del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) como órgano nacional de protección. Esta ley no es suficiente para garantizar la conservación de los edificios con un valor arquitectural o histórico, algunos aspectos particulares necesitan reglamentaciones locales específicas (Vásquez, Pérez, 2002). El papel de supervisión del IPC para los programas de planificación y desarrollo (art.34) y de regulación de las actividades y construcciones (art. 33), sólo puede ser eficiente con la colaboración de los poderes locales y estatales. Eso cuadra en teoría con las orientaciones de la reforma parcial de la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público (Gaceta Oficial, n° Ext 37753, 14/8/2003), estipulando que la cultura, la conservación de obras y monumentos con un valor histórico o artístico, igual que la protección del ambiente, son competencias compartidas entre los tres niveles de administración. En la realidad las divisiones políticas y las fallas de la legislación en materia de conservación han permitido a los poderes regionales y municipales de obrar a su guisa (o de no actuar…) en los centros urbanos históricos bajo su jurisdicción. 2.2. Acerca de unos factores limitantes para una apropiación colectiva del patrimonio urbano en Ciudad BolívarA la luz de lo dicho antes, la conservación y la valorización de un patrimonio colectivo no es algo garantizado, cuando esta responsabilidad queda exclusivamente entre las manos de los políticos y de los arquitectos, o cuando se privilegia un enfoque que no toma en cuenta las preocupaciones de los habitantes. El poblador arraigado en su ciudad es sin duda el sujeto que puede contribuir de la manera más eficiente a la conservación de los lugares de memoria constituidos por los centros históricos. Al revés, la valorización patrimonial de estos lugares puede ser un instrumento para consolidar las identidades locales y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones residentes. En el contexto de crisis urbana que vive Ciudad Bolívar, con un déficit cuantitativo y cualitativo de viviendas (21 000 viviendas en 2006 para una población total de 350 000 habitantes), servicios públicos pésimos y una tasa regional de empleos formales de 55% en 2010 (agravada por una tasa de desocupación del 11,3% entre la población activa) 4, el rescate del patrimonio arquitectural constituye una mínima parte de la problemática urbana y solamente uno de los aspectos de la problemática del casco histórico. Su revitalización necesita una mejora de los servicios básicos a nivel de la ciudad (electrificación, vialidad y transporte, cloacas y drenaje) y la promoción de actividades conforme a las potencialidades locales, capaces de retener los habitantes en el lugar y de impulsar una nueva dinámica socio-económica. Por eso es indispensable asociar las comunidades locales a los proyectos de desarrollo social y urbano, en la medida en que son las más aptas para dar a conocer sus necesidades. Prioridades de la población del Municipio Heres (2011)
Si la percepción y la apropiación colectiva del patrimonio puede ser estorbada por los problemas de gestión urbana que perjudican a la población, hay otro fenómeno que contribuye a distorsionar la percepción de las herencias del pasado en el caso particular de Venezuela : el choque de culturas que provocó la irrupción y la expansión de la economía petrolera en uno de los países más atrasados de América Latina a principios del siglo XX. Hasta el final de este siglo, Ciudad Bolívar quedó en gran parte al margen de las dinámicas petroleras, pero están llegando ahora a su puerta con la intensificación de la explotación de la Faja Petrolífera del Orinoco. La cultura del petróleo se difundió en Venezuela a partir de los campos petroleros y de la ciudad petróleo como una cultura de conquista, arrasando las sobrevivencias del pasado y las culturas « criollas » (Quintero, 1985). Desde el punto de vista urbanístico empezó una nueva era de la construcción, de hierro y hormigón, con la superposición de los valores verticales a los horizontales. Al sustituir la residencia de tipo patriarcal por barrios cerrados y rascacielos, estas construcciones han afectado también las relaciones interpersonales remodelando los valores, con una adaptación de las personas a la nueva forma de vivienda impuesta por la cultura del petróleo y el cambio de sus costumbres. Parece que esta cultura ajena no cumplió las funciones atribuidas por Benedetto Croce a las culturas históricas, cuya finalidad es conservar viva la conciencia que las sociedades humanas tienen del propio pasado, suministrando lo que necesitan para escoger su camino y aprovechar lo que pueda servir en el porvenir. En estas condiciones uno puede estar dubitativo acerca de la posibilidad de ver culminar el proceso de patrimonialización de Ciudad Bolívar. 3. ¿ Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco, un paisaje cultural creíble y representativo para la UNESCO ?Fue en este contexto, sin un proyecto consensuado para detener el proceso de degradación del centro histórico, que el Gobernador Antonio Rojas Suárez quiso promover en 2002 la candidatura de Ciudad Bolívar como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ahora es necesario averiguar si las características de este lugar pueden coincidir con los criterios de clasificación de la UNESCO, precisando en que categoría puede entrar y con qué tipo de ajustes. 3.1. La UNESCO en busca de un equilibrio en la Lista del Patrimonio Mundial.Hay una lista principal de los bienes inscritos en el patrimonio mundial que agrupa en la actualidad 962 sitios. Una lista secundaria o lista indicativa abarca por su lado unos 1575 sitios cuya candidatura ha sido propuesta por 170 Estados partes. La selección de los bienes inscritos se hace a raíz de una declaración de su valor universal excepcional, elaborada a partir de criterios culturales y / o naturales que fueron definidos desde 1978 por Directrices Prácticas para la Aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial revisadas de manera periódica (Jacquot et al., 2012). Los diez criterios originalmente definidos han evolucionado, incorporando en 2003 una dimensión cambiante y viviente del patrimonio; como parte de una voluntad de hacer más caso a los patrimonios vernáculo e intangible y a las comunidades locales. Entonces, los seis primeros criterios son culturales, evaluados en los actos de candidatura por el ICOMOS (Consejo Internacional de los Monumentos y Sitios), mientras que los cuatro siguientes se refieren al patrimonio natural y son evaluados por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Las relaciones entre naturaleza y cultura se afirman y las fronteras entre las dos categorías tienden a desaparecer, como en la categoría de los paisajes culturales (creada en 1992) a la cual postula Ciudad Bolívar. Las posibilidades de clasificación dependen en primer lugar del valor de los sitios, pero se inscriben también desde 1994 en el marco de una Estrategia global para una lista del patrimonio mundial más equilibrada, representativa y creíble. Las recomendaciones sucesivas de la UNESCO, del ICOMOS y de la UICN, tienden a reequilibrar la lista en pos de una mayor representatividad tanto regional como tipológica. Se trata de colmar las lagunas en función de los tipos de bienes (bienes naturales, culturales, mixtos o transfronterizos, etc.), de sus características cronológicas (según el periodo considerado) y geográficas, favoreciendo las iniciativas de inscripción en la lista indicativa de las categorías y de los continentes menos representados como Africa o el área Pacífico. En América Latina hay un desequilibrio entre los tipos de bienes inscritos en la lista del patrimonio mundial, con una fuerte representación de las ciudades coloniales debido a las modalidades de la colonización española que se manifestó por la creación de un gran número de ciudades en el continente, México concentrando una tercera parte de todos los conjuntos urbanos clasificados en este área cultural. Los bienes arqueológicos son también muy representados en la región andina y en América Central. En cuanto a los paisajes rurales, aparecen de manera más reciente a través de la inscripción de los tres primeros paisajes culturales latinoamericanos que se refieren a tradiciones agro-pastorales (plantaciones de tabaco y café en Cuba, Quebrada de Humahuaca en Argentina). Los paisajes culturales con una dominante urbana quedan poco representados y, de hecho, lo son desde hace muy poco tiempo con la inscripción de Rio de Janeiro en 2012. Venezuela cuenta solamente con tres bienes clasificados en la lista del patrimonio mundial: dos bienes culturales (Coro y su Puerto, inscrito en 1993 e incorporado en la lista del patrimonio en peligro desde 2005; la Ciudad Universitaria de Caracas, inscrita en 2000) y un bien natural (el Parque Nacional Canaima, inscrito en 1994). Se puede agregar a esta lista los tres bienes de la lista indicativa entre los cuales figuran la Ciudad de la Guaira (desde 1999), la Hacienda Chuao (plantación postulando como paisaje cultural desde 2002) y Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco (desde 2003). Esta última candidatura, que compite en la categoría bastante reciente y subrepresentada de los paisajes culturales, parece pertinente respecto a los criterios políticos de representatividad y de equilibrio de la UNESCO, mas aún cuando Venezuela es uno de los países que registra el número de sitios clasificados más bajo en América Latina. 3.2. Etapas de la inscripción, mecanismos y bloqueos institucionales.El caso de Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco es representativo de una situación bastante frecuente después de la inscripción en la lista indicativa, con un estancamiento de su candidatura durante diez años en esta primera etapa. Las explicaciones proporcionadas por la Delegación de Venezuela en la UNESCO son diversas y un poco borrosas 5. Por un lado, la inscripción en la lista indicativa es un paso obligado que contribuye a filtrar las demandas, cuyo desenlace no puede ser anticipado con certeza. Esta temporalidad de la espera y maduración de la candidatura, en sintonía con el proceso de patrimonialización, favorece en principio una movilización de los distintos actores que no funcionó para Ciudad Bolívar. Por otro lado, si la decepción de los portadores del proyecto de 2003 ha contribuido a su desánimo, eso no puede entenderse sin la falta de voluntad política que hizo caer esta candidatura en un limbo de desinterés institucional. Es también posible invocar la escasez de competencias técnicas locales para montar un dossier más robusto y la insuficiencia de los recursos financieros del IPC, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura y encargado de la conservación / promoción del patrimonio. Pero los conflictos políticos recurrentes entre la Municipalidad de Heres y la Gobernación del Edo Bolívar constituyen sin duda un factor determinante para entender la ausencia de iniciativas concertadas de reactivación del proceso inscripción desde Ciudad Bolívar. Después de la inscripción de Ciudad Bolívar en la lista indicativa del patrimonio mundial en 2003, los organismos consultivos (UICN, ICOMOS) han señalado puntos flacos en el dossier de candidatura y notificado las mejoras que se podían incorporar para consolidar su calidad, aprovechando la posibilidad de una ayuda financiera a título de asistencia preparatoria. En el caso de Ciudad Bolívar, la demanda de asistencia de 25 000 USD para el montaje del dossier no fue otorgada por no haber sido revisada 6. Cuando los organismos consultivos emiten recomendaciones para responder a las demandas de asistencia de los Estados partes, se supone que estas recomendaciones deben ser tomadas en cuenta para beneficiar de la ayuda financiera destinada a la preparación del documento final de candidatura. Un análisis detallado de las solicitudes de asistencia registradas y ejecutadas por la UNESCO desde los años 1970 permite diferenciar las asistencias preparatorias, las asistencias de conservación (para los países en desarrollo) y las asistencias de emergencia para los bienes de lista del patrimonio en peligro. Los países mejor dotados por el Fondo del Patrimonio Mundial en América Latina, con un promedio de 54 demandas de asistencia aceptadas, son Costa Rica, Ecuador, Brasil y Perú, que beneficiaron cada uno de un financiamiento aproximativo de un millón de USD. Venezuela aparece al final de la lista de beneficiarios, tanto para las demandas como para los montos otorgados – con sólo cuatro demandas de asistencia aceptadas que fueron dedicadas al Parque Nacional Canaima para un monto total de 60 000 USD. Estos datos traducen un desinterés de Venezuela para la conservación, promoción y valorización de su patrimonio. Ya pusimos de manifiesto algunas explicaciones de fondo, pero hay que considerar otros elementos más coyunturales. Una candidatura para la lista del patrimonio mundial es portada por líderes cuya perennidad en la delantera de la escena política no queda asegurada y la falta de seguimiento de los dossier, tanto al nivel local como al nivel de la representación en la UNESCO, explica también el estancamiento de la demanda de inscripción de Ciudad Bolivar hasta los últimos meses. Pero, desde febrero de 2013, el proceso de reactivación de esta candidatura empieza de nuevo a hervir. La inscripción exitosa de los Diablos Danzantes de Corpus Christi en la lista del patrimonio inmaterial en 2012, ha generado una emulación colectiva para promover el patrimonio venezolano. Bajo el impulso del IPC y de la Secretaría de la Cultura en el Edo Bolívar, apoyados por los consejos comunales de Ciudad Bolívar, una red de asociaciones para la defensa de la arquitectura urbana patrimonial está emergiendo, mientras que « un equipo de trabajo fue constituido para realizar un plan de gestión y desarrollo sustentable de la ciudad a través de la socialización de su centro patrimonial » 7. No es la primera vez que este tipo de iniciativa surge sin lograr resultados a causa de una falta de coordinación entre los distintos actores : por eso hay que ver ahora como la convergencia se dará con el Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) elaborado por la Municipalidad de Heres, actualmente bajo el control de la oposición a los poderes central y regional. 3.3. ¿ Que destino para la candidatura de Ciudad Bolívar como patrimonio mundial ?Las características de Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco, mezclando a la vez un patrimonio urbano histórico relevante (a pesar de su degradación) y un ambiente natural excepcional, posicionan su candidatura de manera favorable, más aún si se considera la política de equilibrio proseguida por la UNESCO. Una candidatura limitada al centro histórico de la ciudad habría acentuado el desequilibrio a favor de las ciudades coloniales a nivel latinoamericano. Entre los siete criterios mencionados en el dossier de candidatura de Ciudad Bolívar para justificar su inscripción (cuatro culturales y tres naturales), habría que focalizar la atención sobre los más pertinentes para consolidar la argumentación en torno a las relaciones entre el río Orinoco y la ciudad, manteniendo su papel histórico como lugar de difusión del ideal bolivariano subordinado a los otros criterios. El criterio cultural V, recalca el carácter de bien mixto de Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco donde la tradición de asentamiento humano sobre elevaciones rocosas a orillas del río es reveladora de una prolongada interacción con el medio ambiente y de una vulnerabilidad frente al riesgo de cambios irreversibles. El criterio natural VIII, ilustra las etapas de formación de la tierra que determinan el contacto entre el cratón guayanés, sobre el cual Ciudad Bolívar está asentada, y los sedimentos encerrando las más grandes acumulaciones de hidrocarburos del planeta. El criterio cultural IV, relaciona las huellas arqueológicas, los lugares históricos y el paisaje urbano de Ciudad Bolivar con los grandes períodos de la historia, desde los primeros asentamientos indígenas hasta la apertura de la ciudad a la modernidad. El criterio cultural VI, se refiere al papel de Ciudad Bolívar en la difusión de los ideales independista e integracionista con el Congreso de Angostura y la proclamación de la Gran Colombia (1919), cuyas repercusiones siguen vigentes en América Latina. Una mayor implicación de las poblaciones locales en el proceso de patrimonialización corresponde también a una exigencia de la UNESCO. Después de la organización en Ciudad Bolívar de talleres SIRCHAL (Seminarios Internacionales para la Revitalización de los Centros Históricos en América Latina y el Caribe), en 2003, este trabajo no fue profundizado con la implementación de un plan de gestión para la « socialización del paisaje cultural » 8. En esta época una capacidad de atención limitada de los organismos gubernamentales respecto a las comunidades locales fue identificada al final de estos talleres, cuando se requiere de facto una apropiación social del patrimonio para garantizar la conservación y la valoración de sus expresiones y significados, sobre todo en la medida en que dicha apropiación constituye una condición previa para promover experiencias de desarrollo socio-económico al servicio de las comunidades y ciudadanos asociados. Si las iniciativas recientes impulsadas por el IPC para reactivar la candidatura de Ciudad Bolívar en la lista del patrimonio mundial tratan de movilizar redes ciudadanas a través de los consejos comunales, este proceso corre el riesgo de marginar actores locales por razones políticas en vez de buscar un consenso La Comisión Permanente para el Desarrollo Armónico de Ciudad Bolívar y sus Areas de Influencia (COPDACBI), instalada en 2010 por la Municipalidad de Heres en previsión de la elaboración de un Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL), ha empezado a definir algunos lineamientos de política basados en un diagnóstico participativo. La alcaldía de Heres ha nombrado en 2013 un Consejo consultivo para la revitalización del casco histórico de Ciudad Bolívar, solicitando una asistencia técnica de los representantes de la Autoridad Única del Centro Histórico de México a través del Fondo Mundial para el Desarrollo de las Ciudades. Aunque el turismo haya sido identificado como principal opción de desarrollo para la ciudad, todavía no fue ratificada una verdadera estrategia turística en el marco de una co-construcción con el proceso de patrimonialización y el desarrollo social urbano. Frente a la necesidad de mejorar en prioridad la gestión de los servicios urbanos básicos (70% del presupuesto), de los servicios sociales (19% del presupuesto) y de la vivienda (10% del presupuesto), los recursos afectados por la Municipalidad a las Direcciones de la Cultura y del Turismo aparecen insignificantes (1% del presupuesto) 9, a pesar de sus esfuerzos para optimizar el sistema de recaudación fiscal y maximizar sus ingresos propios. Pero la recuperación del casco histórico de la ciudad y la rehabilitación del Paseo Orinoco figuran como unos objetivos del Plan Municipal de Desarrollo « PMD », con la voluntad de fomentar la participación social. Incluso algunos proyectos innovadores fueron impulsados, apoyándose sobre la movilización de las comunidades locales como en la zona del Zanjón, donde la exposición permanente de obras de arte ha generado una dinámica participativa que busca la transformación de los habitantes de este barrio en actores de la puesta en turismo del centro histórico, con el respaldo de la Municipalidad, de las instituciones universitarias involucradas en la formación y de los profesionales del sector turístico. Este proyecto ha servido de ejemplo para ilustrar la capacidad de las poblaciones locales a asumir el papel de embajadoras de su comunidad y hacer descubrir al visitante un espacio de vida, donde el patrimonio histórico mantiene un vínculo con una cultura viviente 10. ConclusiónLa candidatura en la lista del patrimonio mundial de Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco, como Paisaje cultural urbano y evolutivo, sigue una tendencia bastante frecuente, según la cual debe ser reactivada a nivel nacional y local después de haber cumplido con los ajustes pedidos por la UNESCO en la lista indicativa. Eso corrobora la idea de un proceso de patrimonialización cuya construcción es compleja, múltiple, por esencia política y a veces caótica como en el caso de Ciudad Bolívar. Hoy es urgente superar los obstáculos institucionales y políticos que han retrasado el rescate del centro histórico, en la medida en que las degradaciones resultando de su abandono relativo y empobrecimiento han llegado en un punto crítico, pero las decisiones políticas deben ser acompañadas de una apropiación colectiva del patrimonio que necesita profundizar el trabajo de sensibilización y concientización de la población. Por otro lado, en los documentos entregados a la UNESCO, no se han tomado en cuenta hasta ahora las consecuencias de los proyectos de desarrollo en la Faja Petrolífera del Orinoco. El auge de la explotación petrolera y la construcción de instalaciones de conversión de crudo extra pesado del otro lado del río Orinoco, en Soledad, podrían justificar una rectificación del perímetro a clasificar que abarca este pequeño centro histórico en la demanda inicial. Además un megaproyecto como éste tendrá impactos ambientales considerables sobre toda la cuenca inferior del Orinoco, mientras que sus repercusiones en el plano socio-económico aparecen todavía inciertas (Pirela et al., 2012). Las funciones terciarias de Ciudad Bolívar podrían salir consolidadas por la implantación de un nuevo polo de servicios para el apoyo técnico y administrativo a las actividades petroleras, provocando la llegada y la instalación de nuevas poblaciones. Incluso, de manera concertada, la industria petrolera podría contribuir a la rehabilitación de algunos edificios del casco histórico, interviniendo a través del mecenazgo para estimular actividades culturales. El desafío consiste en detener la degradación del patrimonio urbano e impulsar un proceso de revitalización, en el marco de una política territorial de desarrollo urbano que integra las dimensiones económicas, sociales y ambientales, para convertir a Ciudad Bolívar en un lugar atractivo tanto para los turistas como para los nuevos residentes que sacan sus ingresos de la economía petrolera. Una dinámica virtuosa podría engranarse sobre la base de una economía residencial, permitiendo a la ciudad recuperar las funciones direccionales que migraron hacia Ciudad Guayana y desarrollar nuevas actividades de comercio o servicios a las personas. Sin duda una evolución de este tipo necesita una transformación del patrón cultural moldeado por la cultura del petróleo y una reducción efectiva de las disparidades sociales. Solamente cuando todas estas condiciones estén reunidas será cuando la inscripción de Ciudad Bolívar en la Angostura del Orinoco sobre la lista del patrimonio mundial podrá contribuir a dar un nuevo rumbo a su trayectoria de desarrollo. Pero el riesgo es muy grande de que esta evolución no pueda darse si el auge petrolero de la Faja del Orinoco se traduce en una colonización del casco histórico por oficinas de PDVSA 11, poco compatible con su valorización turística, o en flujos no controlados de población marginal, agravando los problemas de gestión urbana y empujando a la minoría de altos ingresos a buscar otro lugar de residencia. BibliografíaAlcaldía de Heres (2011); Plan Municipal de Desarrollo « PMD », Municipio de Heres. Cerrillos, M. L. 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