María de los Ángeles Hulett R.* y Laura Pérez P.**
Los argumentos de mayor peso, sobre la fuerza que imprime la fase de preincubación al proceso de incubación, se consiguen en el paradigma referencial internacional (Pérez, C. 2001; Fernández de L. 2000; Lundvall, B. y Jhonson, B. 1994) respecto a que la base modernizadora de las empresas y sus empresarios está en los procesos de innovación incorporados al proceso productivo, y en los niveles de creatividad o cultura emprendedora del entorno en la cual se desenvuelvan. Los procesos de innovación y los aspectos de la cultura emprendedora promueven elementos dinamizadores como el aprendizaje, asimilación, adecuación y difusión tecnológica en el sistema productivo empresarial, industrial, y tienen un impacto directo en la conformación de una nueva clase empresarial para generar riqueza colectiva en la era del conocimiento y de los aprendizajes. Riqueza colectiva medida en la capacidad de generar mayor producto nacional bruto, PNB, a partir de la conformación de pequeñas y medianas empresas y por tanto crecimiento en el nivel de empleo.
Todas las economías, particularmente las desarrolladas, vienen mostrando como el empleo se soporta sobre nuevas empresas en expansión, pequeñas y medianas empresas (PyME) creadoras de valor, de las cuales proviene un importante porcentaje de sus niveles de innovación socio-económica. Ese reconocido papel de la PyME innovadora se observa igualmente aparejado, y en contraste, a un fenómeno presente a mediados de los ochenta, principalmente en EEUU: Por un lado, un importante retroceso en la progresiva incorporación al mercado de trabajo de jóvenes profesionales de formación sofisticada y, por otro lado, jóvenes profesionales proyectándose como empresarios por cuenta propia en búsqueda de beneficio y de independencia laboral. Esos dos elementos del fenómeno dan pie a repensar el proceso de creación de nuevas empresas sobre un nuevo paradigma empresarial: no todo empresario nace sino que también se hace y no toda empresa es negocio.
Estas nuevas conclusiones sobre el fenómeno empresarial innovador que apertura el nuevo paradigma empresarial, permiten apuntar a nuevas acciones en la formación técnica y profesional de aquellas personas que buscan crear una empresa, estando el proceso de preincubación fuertemente ligado a la consolidación de acciones deliberadas que se caracterizan por conducir la mayoría de las actividades del emprendedor, hacia el incremento de valor de idea de negocio y al desarrollo de su perfil empresarial. Es así como se espera que a través de una empresa diseñada sobre la base de una eficiente gestión, capacidad organizativa y mercadeo, se incrementen las posibilidades de un negocio exitoso. La fase de preincubación, entonces, permite cimentar la empresa diseñada, porque consolida la experiencia profesional, la formación, el conocimiento específico o knowhow, los conocimientos de los mercados y los contactos profesionales. El emprendedor va diseñando su empresa propia enfrentando las ideas con las condiciones reales del mercado y con los procesos de producción, organización y distribución. Esa empresa puede pertenecer a un sector maduro (textil, calzado) o un sector nuevo (informática o electrónica) y puede ser liderado por personas con diferente desarrollo de la creatividad.
Un mayor nivel de creatividad en el emprendedor tampoco garantiza su éxito en el negocio, la regla general es que requerirá de un esfuerzo suplementario a través de metodologías que permita a su idea innovadora asimilarse a una serie de principios básicos:
El proceso de preincubación comienza con la demanda explícita del emprendedor en relación a su idea o proyecto. En este primer contacto se explica al emprendedor los servicios y las condiciones de colaboración de la incubadora y se materializa en un formulario los aspectos generales de la idea: sector al que pertenece; descripción general de la idea; ventajas que ofrece frente a otros productos o procesos similares en el mercado, específicamente los elementos innovadores; áreas de aplicación y clientes potenciales; recursos necesarios para aplicar o desarrollar su idea o proyecto, así como sus potenciales socios.
Después de realizar una evaluación interna que permita considerar el nivel de desarrollo de la idea y las posibilidades para su preincubación, se realiza una entrevista más exhaustiva al emprendedor con el fin de conocer los antecedentes de la propuesta, el potencial de generación de empleo y valor agregado del proceso, producto o servicio. Asimismo, en esta entrevista, se busca identificar el perfil del emprendedor, en relación con sus conocimientos empresariales y los aspectos que necesita consolidar. Posteriormente, se lleva a cabo la firma de un acuerdo de confidencialidad entre las partes.
Como se deja ver el apoyo a la idea de negocio debe traducirse en una serie de servicios, que dependerán, en principio, de las necesidades detectadas en las entrevistas con el emprendedor. Estos servicios pueden ir desde la orientación general sobre las características del proceso de incubación a través de foros, conferencias y charlas abiertos a todo el público; hasta el apoyo particular para la preparación del plan de negocios de su proyecto, asesoría en las áreas de gerencia, mercadeo, finanzas, planificación estratégica, en aspectos legales relacionados con la creación de empresas, en propiedad intelectual, así como acuerdos para el soporte tecnológico necesario para desarrollar el prototipo.
Si se trata del desarrollo de un producto o proceso, la fase de preincubación incluye el apoyo de los laboratorios y grupos de investigación de la universidad, los cuales ofrecen su infraestructura física y tecnológica, así como sus competencias intelectuales. Estos laboratorios o grupos deben poseer un espacio físico disponible para el emprendedor y los investigadores deben estar dispuestos a acompañarlo en el desarrollo del producto o proceso. La incubadora coordinará con el laboratorio o grupo lo concerniente al contrato que regulará las relaciones entre las partes.
Los profesores con proyectos generados de la producción científica pueden, igualmente, apoyarse en la preincubación para transformar ese proyecto en un negocio tecnológico. Este negocio podrá ser la creación de una empresa de base tecnológica, patentar o licenciar o una asociación estratégica.
En el marco del modelo universitario de incubación UNET se prevé la fase de preincubación con una duración máxima de doce meses, al final de la cual el emprendedor puede dejar la incubadora o puede pasar a una de las modalidades de incubación, física o virtual, dependiendo de la evaluación realizada por la Junta Directiva de la incubadora de empresas. En este sentido, se puede decir también que es un proceso de generación de clientes potenciales para la fase de incubación de empresas.
Tal y como se expone en la figura 2, el proceso de preincubación comienza por el contacto con los emprendedores, quienes pueden llegar con una idea o su plan de negocios y continúa con un proceso de evaluación y asesoría para determinar el nivel de desarrollo de la idea y el nivel de conocimientos, actitudes y aptitudes empresariales. Posteriormente, y luego de haberse determinado la incorporación del proyecto, se establece formalmente los servicios a ser prestados de acuerdo al tipo de negocio tecnológico convenido, entre los cuales pueden resultar: la capacitación empresarial, el fortalecimiento de la idea para transformarla en un negocio con potencialidad de comercialización, el soporte tecnológico necesario para desarrollarla, asesoría en propiedad intelectual y apoyo para generar procesos de asociatividad. De allí puede resultar, por una parte, la creación de una empresa innovadora que puede pasar a incubarse en la modalidad física o virtual y, por la otra, el patentamiento, licencia de un producto o proceso o una asociación estratégica.
Figura 2: Proceso de preincubación
El análisis de la gestión del proceso de preincubación, en el modelo de incubación UNET, reafirma la importancia de esta primera fase a los efectos de determinar el tipo de negocio que puede cristalizar a partir de una primera idea. El negocio puede llegar a ser la creación de una empresa innovadora, una asociación estratégica, patentar o licenciar. Igualmente, refleja que es posible ofrecer al emprendedor los conocimientos generales para consolidar su perfil empresarial y su idea de negocio, lo que conduce a disminuir los riesgos que acompañan el inicio de sus actividades. La etapa de preincubación busca, a su vez, generar sinergia entre la universidad, entidades financieras, empresas y organismos del gobierno, que permita mejores oportunidades a la empresa innovadora y por lo tanto a la propia incubadora.